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domingo, 4 de marzo de 2012

JUGAR Y JUGARSE... JUGAR COMO EL AGUA (Notas a la segunda edición)

Autoras/es: Sistematización del Equipo de Educación Popular “Pañuelos en Rebeldía”, Realizada por Mariano Algava. Ilustraciones del libro: Emilio Saad. Coordinación Editorial: Claudia Korol. Tapa: Beto Palavecino. Ediciones América Libre.

(Fecha original: Octubre 2006)

JUGAR COMO EL AGUA (Notas a la segunda edición)
“Lo posiblepara el progresismo, es la caminata dentro de un sistema que en su degradación actual, confirma aquella prédica de Rosa Luxemburgo, cuando nos decía que la alternativa era (es) “Socialismo o Barbarie”. Estos políticos/as “progresistas”, que prometen hacer más serio o menos corrupto al capitalismo, vienen avalando políticas de destrucción de las poblaciones, de los bienes de la naturaleza, de las organizaciones populares.”
Claudia Korol
Intentaremos decir unas palabras respecto a esta demorada re-edición de “Jugar y jugarse”, demorada en el sentido de los cuatro años de demanda de este libro. Nos preguntan las marchas, en los diferentes encuentros, en las asambleas, ¿no te quedó un “jugar y jugarse”? Se discutió en los grupos de educación popular en los que trabajamos, se nos fue de las manos rápidamente, circuló por muchos ámbitos, prestados de compa a compa, incluso se pidieron hacer “presentaciones” del mismo ¡ya estando agotado!
Una demanda que se interpreta como una necesidad de reflexionar, en un contexto de políticas asistencialistas, donde la “educación popular” ha ingresado en formatos lights en los institutos de formación docente, en planes de gobierno, en cursos para el voluntariado, etc. Versiones “amables” de intervenir, formas de “quedar bien parados” en una instancia de coordinación grupal, alternativas “divertidas” para imponer contenidos, y lo que es peor, el fatalismo de naturalizar la pobreza, la opresión, y el actuar dentro del marco de “lo posible”, cuando cualquier cosa que sueñe con horizontes mas allá de “lo posible” es reprimido, es encarcelado, es mal visto. Se intenta vaciar a la Educación Popular de su perspectiva rebelde, de su origen como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, para integrarla de manera degradada como complemento de los planes asistenciales de “control del riesgo”. Ante esto, una vez más afirmamos desde nuestra práctica, la Educación Popular no es un conjunto de técnicas, talleres, para consumo de los grupos excluídos, no es una educación de “segunda” para los que se cayeron de la “primera”. La Educación Popular no reemplaza a la “organización” necesaria para transformar la realidad, no es un lugar de militancia cómoda y sin compromisos de clase. La Educación Popular intenta contribuir a las insubordinaciones diversas contra el orden capitalista, patriarcal, colonial, racista, imperialista y por ser socialista, cuestiona la mercantilización de todas las dimensiones de la vida. Desde la construcción del poder popular, transforma en lo individual y social, subvierte, problematiza, y esta acción es alegre, es corporal e intelectual a la vez, es creadora de caminos nuevos y formas inéditas, es lúdica. Así y todo la potencia de los sueños, de las utopías, y de una Educación Popular radicalmente liberadora, no se puede
encausar, es como el agua, se filtra, humedece, llena de verde-vida el más seco de los desiertos, nutre las semillas rebeldes, las hace florecer.
Jugar y jugarse, se filtró como agua en un entramado de experiencias barriales, populares y militantes. En éstas surge permanentemente la necesidad de preguntarse por la tarea que se lleva a cabo, sobre que lugar o que sentido tienen las prácticas recreativas, los talleres y la educación Popular que se viene desarrollando. Necesidad también de poder fundamentar lo que se está haciendo, revisar, supervisar, repensar las prácticas que suelen caminar en un frágil equilibrio entre lo significativo y lo urgente. “Jugar y jugarse” en estos procesos, no fue parte de las respuestas encontradas, sino que fue un libro “hallado” en esa búsqueda, un texto que en ese caminar desde las experiencias de bibliotecas barriales, de grupos militantes insertos en los barrios, desde bachilleratos populares, redes de comedores, desde las resistencias al saqueo en toda la geografía de América, desde grupos de educación popular, incluso dentro de las propias escuelas del sistema, generó nuevos debates, generó diálogos. Sobre todo porque rescata un lugar diferente al rol amenizador que se le suele dar a lo lúdico, en estos procesos. Porque no solo se aporta aquí una dimensión coherente con la concepción, nunca adoctrinada, de la educación popular como acción liberadora, sino que también se denuncia el sentido manipulador de la utilización de las técnicas para sobrellevar mas “divertidamente” procesos impuestos desde la necesidad de los “voluntarios”, de las ONG, y de una enorme entramado asistencialista que vive de la pobreza, por tanto necesita que esta siga existiendo para poder “donar” sus técnicas y su “falsa generosidad”.
La búsqueda de un sentido político, que la técnica aislada en su intento de cerrar, de dar respuesta, de sellar con una risa un proceso que no transforma las condiciones de opresión, no termina de convencer a aquellas y aquellos que parten de las prácticas mas urgentes pero que buscan mas allá de ellas. Buscan darle una intencionalidad al proceso, convertirlo en un proceso pedagógico-político. Es en estas prácticas que “Jugar y Jugarse” encontró remansos y también nuevos manantiales que lo desafían.
De alguna manera, esta demanda y este hidratar el terreno en estos cuatro años, nos impulsó a reeditar este libro. El jugar, como el agua, puede sostener las barcas cargadas de ganas, de sueños, de posibilidades nuevas, impensadas y a la vez rumbear firme hacia construcciones colectivas emancipatorias, hacia un horizonte socialista. Mas allá de “lo posible”
El libro también derramó algunas gotas a sectores de la izquierda que se molestaron al mojarse un poquito. En nombre de la revolución, juzgaron y condenaron a las experiencias que se apartan de su "racionalidad inapelable”. Creemos que solo con el agua es posible unir los colores de la diversidad.
Pero negar la diversidad, es no poder jugar, es no aventurar, es no aprender. ¿Qué tipo de revolución niega esto?
En estos demorados cuatro años, el equipo de Educación Popular “Pañuelos en rebeldía” que en el momento de la sistematización de las prácticas aquí presentadas, desarrollaba una de sus tareas en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, desde fines del 2007 ya no se encuentra allí, han cambiado las condiciones subjetivas y objetivas, el contexto, la política, los movimientos, etc En estas páginas aún se siente el calor que nos dejó las jornadas del 19 y 20 del 2001, el dolor, la indignación y el compromiso que nos generó los asesinatos de Darío y Maxi. Contamos en este libro nuestras actividades en el marco de la resistencia a los desalojos de las fábricas recuperadas, hablamos de los cuerpos que tiraban vallas y que defendían de las balas a otros cuerpos, cuerpos que en las instancias de formación, se vuelven a encontrar en acciones subjetivantes, en el placer, en la integralidad de una construcción política humana, alegre, profunda y colectiva. Lucha y formación, una praxis fundamental en estos procesos. Releer este libro, no deja de ser una mirada inquieta al fragmentado campo popular y su proceso. Aspecto que hoy nos lleva a reflexionar también, sobre lo que hicimos y hacemos.
Hay un estado creativo, un ser lúdico, una búsqueda de cimentar la política desde allí, como acto creador y colectivo. La subjetivación que produce el jugar, colabora con esta construcción. Jugarse implica siempre esa búsqueda, entre utópica y realista, que nos motoriza a hacer, a militar, a luchar.
Donde exista agua, existirá vida. Reeditamos Jugar y jugarse, como un ciclo, como lo que vuelve y se transforma, como intento de contribuir a generar organizaciones vivas, con colores, con alegrías, con luchas y compromisos que no se distraen en el alegrismo light del sistema, que no pueden ser encerrados en casas de realytis, ni en represas y que no se deja contaminar. Jugar y jugarse que quiere nutrir las semillas para disfrutar todos y todas del olor de las flores. 

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