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sábado, 19 de febrero de 2011

La violencia desatada (en la escuela)

Autoras/es: María Teresa Alcoba, Cynthia Aziz, Luciana Castro, Sofía Collar, Cecilia Fandiño, Silvina Geraldine Kahan, Melina Anabel Pagura, Mariela Plotno, Stella Maris Torre

Dillon Cossey fue detenido en octubre de 2007 en Filadelfia cuando se disponía a perpetrar una matanza en su antigua escuela. Con apenas 14 años, Dillon disponía de un auténtico arsenal: en su habitación, la policía ha encontrado granadas, cuchillos, espadas, escopetas de perdigones y un “Libro de cocina del anarquista”, con instrucciones para la fabricación de explosivos; en casa de un amigo ocultaba un rifle y una pistola. Algunas de esas armas eran un regalo de su madre, como otra pistola de 9 mm que también escondía en su cuarto. La intención del adolescente era emular en su instituto de Pennsylvania la matanza de Columbine, pero el padre de uno de sus compañeros alertó a la policía a tiempo. 

Objetivo y Fundamentación. 1
Marco Teórico. 2
Material Empírico. 6
Análisis y algunas hipótesis. 7
A modo de conclusión. 13
Bibliografía y fuentes. 14
Notas. 14

(Fecha original del artículo: Junio 2009)

Objetivo y Fundamentación
Este informe se propone intentar dar cuenta de qué dice el psicoanálisis acerca de la violencia, presentando los análisis efectuados en nuestro taller sobre esta problemática dentro de aquel marco.
¿Por qué este tema? La violencia es una temática que atraviesa la escuela. En principio, porque toda institución social exige al sujeto renuncias pulsionales -como más adelante especificaremos haciendo alusión al “malestar en la cultura”- pero además porque conocidos estudios develaron hace tiempo ya la existencia en las escuelas de la violencia simbólica, aquella que se ejerce sobre los sujetos al desconocer su capital simbólico de origen y exigirles la apropiación de uno nuevo que se proclama como el único válido y valioso. Desde una mirada más enfocada a la vida institucional en sí, la historia de la educación muestra en sus orígenes la existencia de castigos físicos por parte de los docentes para imponer disciplina y cómo éstos se van transformando alejándose de lo físico pero resultando igualmente efectivos en el control de la conducta. También la escuela, como caja de resonancia de los fenómenos del contexto, presentó en los últimos años un aumento de hechos violentos entre alumnos, de alumnos a profesores, de padres a docentes, peleas entre escuelas, etc. Estos hechos lamentables se reflejan de manera continua en los medios de comunicación, incluso estamos inmersos en ellos sin muchas veces ser conscientes.
En la actualidad, encontramos que la(s) violencia(s) presente(s) en la escuela ya no responden a una necesidad de imponer disciplina a los alumnos por parte de los docentes, sino que la misma se da tanto en los ejes verticales (docentes – alumnos, autoridades directivas – docentes) como en los ejes horizontales (entre alumnos, entre docentes, entre autoridades directivas, entre escuelas, entre padres y docentes). Es de destacar que los motivos por los cuales la violencia se presenta ya no se subsumen a la disciplina exclusivamente, sino que en realidad los motivos por los cuales la violencia se presenta de manera tan avasallante en la escuela no son del todo conocidos. Este fenómeno, que ha recibido distintas conceptualizaciones tales como bulling o violencia escolar, tomó dimensiones que dejaron de ser exclusivamente físicas para ser también simbólicas (como anteriormente se ha dicho). Es por ello que es necesario su análisis, su entendimiento, para luego poder pensar el modo a través del cual se podrá encontrar algún dispositivo por el cual la violencia se encuentre “controlada”, porque el fin debe ser el siguiente: su control. No se puede pensar que la solución de violencia es su erradicación, ya que no es una solución real.
¿Por qué el psicoanálisis? Como allí en la escuela el maestro va a actuar sobre estas manifestaciones con los esquemas que tenga (teorías psicoanalíticas o no), es por esto que intentaremos comprender mejor este fenómeno de la violencia escolar que tanto nos preocupa desde una mirada psicoanalítica, ya que creemos que tiene mucho que aportar al tema. No es nuestra intención brindar una explicación acabada (ya que toda visión sería sesgada y ninguna interpretación sobre la violencia en la escuela es completa). El psicoanálisis también es un sesgo, da “respuestas posibles”. Sin embargo, nos proponemos poner un poco más de teoría al tema de la violencia incorporando el psicoanálisis para comprender la constitución de la subjetividad y así posibilitar acciones efectivas en dicho ámbito.
La característica de la cría humana, cuando llega al mundo, es el desamparo, y la constitución de la subjetividad implica el cómo, a partir de este desamparo, adviene un sujeto que aparece insertado en un grupo familiar.En la comprensión de la subjetividad, el psicoanálisis incorpora al inconsciente, lugar psíquico que, si bien tendría una ubicación periférica respecto al sujeto cognitivo, es sumamente eficaz, y produce efectos que se expresan en las formaciones sustitutivas (Freud) o formaciones del inconsciente (Lacan), donde se pierde la coherencia de la razón del yo.
Tenemos por lo menos dos formas posibles de pensar la violencia: como un síntoma a destruir o como inherente a la constitución del aparato psíquico y de cualquier sistema social. Como forma de abordar esta temática principal de nuestro trabajo, pensamos estas alternativas desde las dos posibles figuras del padre: el omnipotente y el atravesado por la castración, realizando la observación, análisis e interpretación de algunas películas a las que, sin intención de “psicoanalizarlas”, hemos tomado como ilustración de la temática de la violencia.

Marco Teórico
A fin de seleccionar los conceptos psicoanalíticos aplicables al tema, partimos de lo que fuimos tratando en los teóricos y teórico-prácticos, así como algunos conceptos trabajados en nuestro taller. Nos parece oportuno comenzar con una breve mención sobre algunos de los textos freudianos relacionados con la constitución de la subjetividad, para luego continuar con los referidos a los problemas sociales de su época, enlazando unos a otros con el objetivo de articular dichos conceptos con los fenómenos de violencia. En la medida pertinente, iremos completando el marco teórico con algunos aportes de Lacan.
Tres conceptos fundamentales en la obra freudiana son el inconsciente, la sexualidad, y la cura por la palabra[1]. Dentro del marco de esta teoría, en opinión de Raúl Zajdman: “la pulsión agresiva debe ser ubicada dentro de una conceptualización estructural donde, en función del interjuego entre pulsiones y estímulos por un lado y la fusión y defusión pulsional por el otro, es posible que la agresividad pueda manifestarse ya como componente al servicio de Eros o como manifestación de la pulsión de muerte” (1985:22)
Antes de comenzar, recordemos que en Freud 1920 marca un importante punto de inflexión tanto en la teoría pulsional (incluido el concepto de agresión) como en las tópicas del aparato psíquico, y las obras correspondientes a esta última etapa serán principalmente (pero no las únicas) las que consideramos tienen mayor poder explicativo a los fines de nuestro análisis:
En cuanto a las obras que consideramos más específicas a los fines de este trabajo, comenzaremos a las referidas a la constitución de la subjetividad.
*        Podemos considerar a Introducción del Narcisismo (1914) como uno de los pivotes de la evolución de sus puntos de vista y punto de partida de muchas líneas de pensamiento posteriores[2]. Esta obra desborda su propio marco por la cantidad de material que contiene, pero en relación a la temática que estamos tratando nos interesa destacar la introducción de los conceptos de «ideal del yo» y de la instancia de observación de sí vinculada con él, bases de lo que finalmente sería llamado el «superyó», en El yo y el ello. En Introducción…, Freud plantea la existencia de un narcisismo secundario que nace por replegamiento de las investiduras de objeto y se edifica sobre la base de otro, primario, “oscurecido por múltiples influencias”[3]. Intentando “traducir” esto diríamos: en la identificación primaria, fundante del sujeto, se forma el 1º núcleo del yo, que es un núcleo narcisista: el “yo ideal” (o como Freud ilustra: “Su majestad el bebé” como renacimiento y reproducción del narcisismo propio de los padres). Así, las pulsiones sexuales se apuntalarían al principio en la satisfacción de lo que por aquel entonces Freud consideraba que eran las pulsiones yoicas o de autoconservación, y sólo más tarde se independizan de ellas, mediante dos tipos de elección de objeto: apuntalamiento (según el modelo de la madre) o narcisista (según el de su propia persona). A la vez, sucesivas identificaciones secundarias ubican al sujeto en el mundo de la cultura. Dice Freud: “todo ser humano tiene abiertos frente a sí ambos caminos para la elección de objeto, pudiendo preferir uno o el otro” (pág. 84); pero también dice, al explicar el porqué de la necesidad de traspasar los límites del narcisismo y poner la libido sobre objetos:  Un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar” (pág. 80).
*        En el muy significativo ensayo Más allá del principio de placer (1920), Freud acepta las neurosis traumáticas de la Primera Guerra Mundial y las utiliza para modificar sus opiniones respecto al principio del placer y la finalidad del sueño como cumplimiento de deseos: los sueños traumáticos exceden el marco del principio del placer no por el lado del contenido sino por su repetición que es lo que los ubica en una exterioridad respecto del principio del placer. Así, Freud replantea la dualidad pulsional distinguiendo entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte, abandonando de plano su primer teoría que establecía dicha dualidad entre pulsiones de autoconservación y pulsiones sexuales.
*        En El yo y el ello (1923) -principalmente en su capitulo “Los vasallajes del yo”- caracteriza al Superyo como “voz” que ya no tiene que ver con sujetar al sujeto a la ley porque haga lo que haga siempre va a sentir que está mal. Es un super yo sádico que genera un sentimiento de culpa. En este sentido, la 2º teoría pulsional y la 2º formulación freudiana del aparato psíquico ubican al Superyo como reservorio de la pulsión de muerte, lo cual implica la cara feroz, violenta, del sujeto. A su vez al Yo, además de llevar a cabo las funciones cognitivas, le cabe la ardua tarea de mediar con el Ello, el Superyó y el mundo exterior.
*        En El sepultamiento del Complejo de Edipo (1924), plantea que en su forma positiva se daría la identificación con el progenitor del mismo sexo y la elección como objeto de amor al del sexo opuesto, y su negativa sería el proceso inverso, por ejemplo, un varón pasivo que toma el lugar de la madre y quiere ser amado por el padre. Ahora bien, en estas identificaciones Freud plantea el lugar del padre como lugar de amor, pero también de rivalidad. Primero el niño varón se identifica con el padre, lo ve como todo poderoso, como el ideal a alcanzar. Ese es el lugar de amor. Pero luego cuando quiere conquistar a la madre empieza a ver al padre como un obstáculo, trasformándose en una rivalidad. El varón se ve precisado de amar y admirar a su padre y le parece la persona más importante, inteligente de su mundo y de ese modo se representa la figura del padre en la vida anímica durante la primera infancia.  Pero luego afecta a esa relación otro sentimiento y el padre empieza a ser visto como perturbador de su vida pulsional, ya no es solo la persona a imitar sino que la quiere eliminar para ocupar su lugar junto a la madre. De este modo coexisten  la moción tierna y la hostil hacia el padre. El lugar de amor y el de rivalidad.
En cuanto a las obras referidos a los problemas sociales de su época:
*        En su artículo Tótem y Tabú (1914) reflexiona sobre el origen de lo social.  Como este comienzo es desconocido, Freud lo plantea a partir de un mito acerca de la existencia de un padre primordial, que tenía acceso a todas las mujeres y donde los hijos varones eran expulsados. Ese padre con todo el poder es asesinado por los hijos en alianza. Pero éstos a la vez se sienten culpables por haber matado al padre y hacen un pacto de que ninguno va a ocupar su lugar. Ahí aparece en relación al padre la cuestión de las dos caras. Antes, sin regulación, ahora, con regulación (ley). Así, para Freud el acceso a la cultura no es sin violencia. Por otro lado, este mito sirve a Freud para explicar el origen del intercambio, ya que con la prohibición del incesto aparece la exogamia.
*        En Psicología de las masas y el análisis del yo (1921) Freud apunta en dos direcciones. Por un lado, explica la psicología de las masas sobre la base de los cambios en la psicología individual; por el otro, lleva un paso más allá la investigación sobre la anatomía estructural de la psique, prefigurada en Más allá del principio de placer y que desarrollará en El yo y el ello. Sobre la identificación, plantea que es la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona, y que en lo metapsicológico “aspira a configurar el yo propio a semejanza del otro, tomado como «modelo»” (página 100). En la prehistoria del complejo de Edipo, el niño pequeño varón muestra dos lazos psicológicamente diversos y contemporáneos, que coexisten un tiempo, sin influirse ni perturbarse entre sí:
         Identificación con el padre, al que toma por modelo.
         Investidura sexual de objeto de la madre, según el tipo del apuntalamiento
El Complejo de Edipo normal, dice Freud, nace por confluencia de ambos lazos producto de “la unificación de la vida anímica que avanza sin cesar” (ídem). El pequeño nota que el padre le significa un estorbo junto a la madre; su identificación con él cobra entonces una tonalidad hostil, y pasa a ser idéntica al deseo de sustituir tal padre también junto a la madre. Desde el comienzo mismo, la identificación es ambivalente; puede darse vuelta hacia la expresión de la ternura o hacia el deseo de eliminación[4]. Nos interesa en especial el análisis que realiza en este texto acerca de la melancolía, el enamoramiento, y la masa.
En su análisis de la melancolía[5], Freud identifica como rasgo principal la cruel denigración de sí del yo, unida a una implacable autocrítica y unos amargos autorreproches. Señala además que estas melancolías nos muestran:
o        Que esta apreciación y estos reproches en el fondo se aplican al objeto y constituyen la venganza del yo sobre él. La sombra del objeto ha caído sobre el yo (el objeto se ha introyectado)
o        al yo dividido, descompuesto en dos fragmentos, uno de los cuales arroja su furia sobre el otro. Un fragmento es el alterado por introyección, que incluye al objeto perdido. El otro,  que se comporta tan cruelmente, incluye a la conciencia moral, una instancia crítica del yo, que también en épocas normales se le contrapone críticamente, sólo que nunca de manera tan implacable e injusta.
Reafirma así lo adelantado en Introducción del Narcisismo diciendo que en nuestro yo se desarrolla una instancia que se separa del resto del yo y puede entrar en conflicto con él. Es el «ideal del yo». Es la herencia del narcisismo originario, en el que el yo infantil se contentaba a sí mismo. Poco a poco toma, de los influjos del medio, las exigencias que este plantea al yo y a las que el yo no siempre puede allanarse, de manera que el ser humano, toda vez que no puede contentarse consigo en su yo, puede hallar su satisfacción en el ideal del yo, diferenciado a partir de aquel. Su origen  son las influencias de las autoridades, sobre todo de los padres y la medida del distanciamiento entre este ideal del yo y el yo actual es muy variable según los individuos.
En cuanto al enamoramiento, Freud lo entiende como la investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de alcanzar la satisfacción sexual directa. Con la pubertad se inician aspiraciones intensas. El adolescente debe lograr cierta síntesis entre el amor sensual y el amor tierno. .Afirma Freud que gracias a la contribución de las pulsiones tiernas puede medirse el grado de enamoramiento. En el marco de éste, hay un fenómeno de sobrestimación sexual: el objeto amado goza de cierta exención de la crítica. Este afán, señala, es el de la idealización: el objeto es tratado como el yo propio y por tanto afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista: se ama en virtud de perfecciones a que se ha aspirado para el yo propio. Si esta sobrestimación es extrema, el objeto se devora al yo: hay rasgos de humillación y restricción del narcisimo, fallan por entero las funciones que recaen sobre el ideal del yo (concepto que en El yo y el ello cambia por Super-yo): calla la crítica, todo lo que el objeto hace y pide es justo e intachable. La conciencia moral no se aplica, “en la ceguera del amor, uno se convierte en criminal sin remordimientos” (pág. 107). Freud resume esta situación en una fórmula “el objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo” (íd), aspecto que diferencia el enamoramiento extremo de la identificación, donde el objeto se pone en el lugar del yo.
Freud compara con el enamoramiento con el vínculo hipnótico: “La misma sumisión humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto amado. La misma absorción de la propia iniciativa; no hay duda: el hipnotizador ha ocupado el lugar del ideal del yo” (pág. 108), lo que lo separa del enamoramiento es la ausencia de aspiración directamente sexual.
Y a la vez señala que tal vínculo es una formación de masa de dos: “de la compleja ensambladura de la masa ella [la hipnosis] aísla un elemento: el comportamiento del individuo de la masa frente al conductor” (íd.). Así, concluye que la fórmula de la constitución libidinosa de una masa que tiene un conductor y no ha atravesado un proceso de organización es la siguiente: “una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han identificado entre sí en su yo” (pág.109-110)
*        En El porvenir de una ilusión (1927), Freud plantea que toda cultura descansa en la renuncia de lo pulsional provocando indefectiblemente un oposición entre los diferentes miembros. En este sentido se denomina frustración al hecho de que una pulsión no pueda ser satisfecha., prohibición a la norma que la establece y privación al estado producto de la prohibición. Señala que hay privaciones que afectan a todo el mundo y privaciones que no. Las primares son las más antiguas y los deseos pulsionales nacen de nuevo con cada niño que son los del incesto, el canibalismo y el gusto de matar. En las renuncias de pulsión interviene un factor psicológico interiorizando poco a poco la compulsión externa de modo que el súper-yo la ampara entre sus mandatos. A través de este proceso deviene moral y social el niño. El fortalecimiento del súper-yo se transforma en el valor supremo de la cultura ya que las personas pasan, a partir de este proceso de enemigos de la cultura a portadores de la misma. Respecto a las privaciones que no afectan a todos observa que no siempre se da este renuncia a lo pulsional lo que puede llevar a rebeliones por parte de aquellas personas que no se encuentran satisfechas. Señala que si una cultura no ha podido evitar que la satisfacción de algunos de sus miembros se de por la opresión de otros es comprensible que se desarrolle una cierta hostilidad. Por lo tanto no van a desarrollar una interiorización de las prohibiciones culturales, no están dispuestos a reconocerlas como tales.
*        En El malestar en la cultura (1930), Freud nos habla de que además de la pulsión de vida destinada a conservar la sustancia y reunirla en unidades cada vez mayores existe también una pulsión de muerte, opuesta, destinada a la destrucción de dichas unidades que se exterioriza como pulsión a agredir y destruir. “Vale decir junto al Eros, una pulsión de muerte y la acción conjugada y contrapuesta de ambas permite explicar los fenómenos de la vida”(pág 115, capítulo II). Ambas pulsiones siempre aparecen conjugadas, pero creemos que es importante resaltar que ambas forman parte de la disposición pulsional innata del ser humano.
Para mantener el desarrollo cultural, dicha pulsión agresiva en vez de exteriorizarse suele volverse hacia el YO desde el cual ha partido y ser recogida por el SUPERYO que en su función de conciencia moral la utilizará para ejercer su severidad. Freud llama conciencia de culpa a esta tensión entre el SUPERYO que se ha vuelto severo y el YO que le esta sometido. La formación de la conciencia moral, como internalización de la autoridad paterna, trae como consecuencia que el individuo no sólo experimente un sentimiento de culpa al cometer algo “malo”, al llevar a cabo una pulsión de muerte sino que también experimente dicho sentimiento por poseer el deseo de hacer algo malo. El castigo que antes representaba la autoridad paterna ahora lo representa la conciencia de culpa y cada renuncia pulsional acrecienta aún mas la autoridad de la conciencia moral. Así la agresividad propia de la pulsión de muerte es transformada en sentimiento de culpa para asegurar la convivencia social.
Tomando el sadismo como ejemplo, en el texto aparece que la satisfacción de esta pulsión de muerte en el exterior produce en el YO un goce narcisista elevado, en la medida que cumple con los antiguos deseos de omnipotencia del individuo.
De tal modo, Freud afirma y subraya que la cultura es el efecto de la renuncia pulsional. El pronóstico y el diagnóstico freudiano sobre la cultura señalan un futuro de malestar creciente. Freud no ve ninguna promesa de bienestar para el sujeto. Es sólo considerando el avance en la dirección de la cura donde se puede esperar un progreso, vale decir el abandono de los síntomas y la atenuación de la angustia.
*        Pocos años después, como respuesta a una cuestión formulada por Albert Einstein Freud escribe ¿Por qué la guerra?, texto en el cual aborda los móviles que llevan a los hombres a aniquilarse entre sí ejemplificando allí la necesaria imbricación de Eros y la pulsión de muerte. En este artículo -retomado por Raúl Zajdman como introducción a su compilación La “agresión” en la obra de Freud- resume sus principales conceptos relacionados con el tema y que ya hemos mencionado en las obras citadas anteriormente, afirmando asímismo “La pulsión de destrucción […] trabaja dentro de todo ser vivo y se afana en producir su descomposición, en reconducir la vida al estado de la materia inanimada […] La pulsión de muerte deviene pulsión de destrucción cuando es dirigida hacia fuera, hacia los objetos” (1985:13), es decir, preservando así su vida a costa de la destrucción de la ajena y generando la conciencia moral al volver esa agresión hacia adentro.
Afirma Freud que no habría perspectiva alguna en pretender el desarraigo de las inclinaciones agresivas de los hombres; para el psicoanálisis el desborde de la pulsión de agresión sólo podría ser contenido apelando a su contrario, al Eros. “Todo cuanto establezca ligazones de sentimiento entre los hombres no podrá menos que ejercer un efecto contrario a la guerra” (íd.) Tan sencillo como eso, pero tan difícil, esta reflexión nos recuerda lo que Freud dijera veinte años antes en Introducción del narcisismo: amar para no enfermar (ver página 3) de este trabajo.
Poco antes de terminar la misiva Freud formula una pregunta: “¿Por qué nos sublevamos tanto contra la guerra? ¿Por qué no la admitimos como una de las tantas penosas calamidades de la vida? […] Creo que la principal razón […] es que no podemos hacer otra cosa. Somos pacifistas porque nos vemos obligados a serlo por razones orgánicas” (íd.). Para Zajdman (1985) quizás ésta sea la parte más desconcertante de la contestación de Freud. Para él civilización y cultura tienen equivalencia conceptual y les atribuye”lo mejor que hemos llegado a ser y una buena parte de aquello a raíz de lo que penamos” (1985:13-14) Zajdman señala que en ese sentido, la violencia está incluida como parte del “proceso de la cultura”.
Aportes de Lacan. Como es previsible dada la finitud de la existencia individual, dentro de la obra freudiana hay algunas líneas que han quedado abiertas, las cuales son retomadas por Lacan, quien propone tres registros de lectura sobre Freud: simbólico, imaginario y real. Tres registros en los cuales se expresarían todas las experiencias psíquicas.
Entre las líneas freudianas retomadas por Lacan nos interesa mencionar, a los fines de este trabajo, la cuestión del Padre[6]. Lacan extiende esta problemática desde el mito freudiano de Tótem y Tabú. Es a partir de la lectura que hace de este mito donde se marca un camino que va más allá del límite que pone Freud respecto del asesinato del padre. Lacan dice: no se trata tanto del mito, sino del complejo de castración, ni del mito de Edipo ni del mito de Tótem y Tabú. Así es que plantea:
*        Tres tiempos del Edipo: Para Lacan el complejo de Edipo de Freud es imaginario y supone que hay algo que se puede perder. Esta carencia está desde el inicio, es un mito ya que nunca existió un momento en el cual se tenía todo porque el ser humano está atravesado por el lenguaje, y al estar atravesados por el mundo simbólico no tenemos acceso a lo real, no podemos nombrar todo (lo real es aquello que no podemos nombrar).
*        Castración: Lo importante entonces es este complejo. El nacimiento marca un estado de indefensión total porque cuando nacemos hacemos concreta nuestra muerte. La castración es la muerte. La castración es así la falla necesaria que inaugura nuestro psiquismo (neurótico)
*        Metáfora paterna: Para Lacan, un padre (simbólico, del 3º tiempo del Edipo) porta la ley y está atravesado por la ley. En un punto, la transmisión de la ley del padre es imperfecta porque el padre no puede expresar todo, hay algo mudo, porque está atravesado por la castración pero un padre omnipotente, no castrado (del 2º tiempo) genera en el adolescente un duelo que no puede acabar. Lacan diría que el sujeto tiene la ilusión de que tiene un padre omnipotente. El padre está a la vez, atravesado por la castración, y es omnipotente. Esto último puede generar en el adolescente un duelo que nunca puede terminar de realizar. El adolescente es un calco del padre pero hay un duelo por él.
En síntesis, la tesis freudiana sostiene y mantiene la culpa en relación a la trasgresión de una prohibición hecha por el padre, -culpa por ir más allá del padre-, como si una trasgresión  en tal sentido fuera posible. Lacan no se queda en la cuestión de salvar al padre, en la culpa por ir más allá del padre. En relación a la culpa y lo que no puede ser dicho del padre hay un goce que es privativo del padre pero que no es un goce prohibido como indica el mito, es un goce imposible. Entonces hay un goce culpable en esta dirección y hay un significante de un goce que se atribuye al padre como interdicto. Siguiendo esa línea es natural que surja como síntoma salvar al padre.
Ahora bien, establecida desde Freud la vinculación entre violencia y cultura, podríamos mencionar dos tipos de manifestaciones que pueden incorporarse a las formaciones del inconsciente señaladas al principio:
*        Acting: (de raigambre clínica) Actuación, mostración. Se trata de un sujeto que hace algo más o menos marginal, antisocial, de ruptura, con cierto grado de intencionalidad pero que suelen interpretarse como conductas que tienden a ser consideradas llamados de atención para un otro generalmente ubicado en un lugar de autoridad con respecto al sujeto (por ejemplo, los padres, los docentes) y que esta mostración busca un lugar que siente no tener. Partiría de un “no ha lugar” de parte de otro. Es un pedido de entrada en escena.
*        Pasaje al acto: (de raingambre psíquica). Es como si algo se hubiese quebrado en la mente. Tiene algo de salida en escena. Implica una falla en el acting. Se repudia el “ha lugar”. Se refiere a escena social. Salirse totalmente del sistema simbólico (sería para describir en un grupo). Para Lacan, orden simbólico implica: lenguaje-social. De sujeto se pasa a resto, a no sujeto (por ejemplo, el suicidio). En el pasaje al acto, no hay esperanza.

Material Empírico
Obviamente sería imposible abarcar todos los hechos de violencia que acontecen todos los días en todas las escuelas del planeta, por lo cual tomaremos en principio un caso “testigo” por las grandes implicancias que ha tenido en los ámbitos escolares, científicos, y hasta artísticos.
20 de abril de 1999. Eric Harris de 18 años (apodado Reb) y Dylan Klebold de 17 años (VoDKa) entraron en el Insituto Columbine de Littleton (Colorado)[7], donde eran alumnos, armados con 2 escopetas, una de ellas recortada, una carabina Hi-Point 9 x 19 mm, una Tec 9 semiautomática y pistolas de bajo calibre, 30 granadas caseras de mano, bombas llenas de clavos y un tanque de propano equipado con explosivos[8].
Ambos, vestidos con chaquetas largas y oscuras, Harris con una camiseta en la que se leía "Natural Selection", y Klebold, cuya camiseta tenía impresa la palabra "Ira", entraron a la escuela sus bombas de fabricación casera y las colocaron en la cafetería, dejando otras en sus respectivos automóviles. Se sentaron a esperar que el estallido de las bombas -que hubiesen matado a cientos de personas- hiciera que la gente huyera despavorida del edificio, y entonces fusilarlas. Como las bombas no estallaron, los jóvenes volvieron al edificio y empezaron a disparar contra quien se cruzase en su camino[9]. Así, gatillaron indiscriminadamente en la cafetería y pasillos de la escuela[10]. El resultado fue la muerte de 12 estudiantes adolescentes y un profesor, 24 personas heridas [11], y el suicidio de los autores de la masacre.
Este resultado implicó que Columbine fuera la tercera matanza escolar más mortífera en la historia de Estados Unidos hasta ese momento[12]. Desde la misma, una cierta cantidad de jóvenes (siempre varones) han perpetrado atentados en las escuelas en las que habían estudiado[13]. Este fenómeno está ocurriendo tanto dentro como fuera de aquel país[14].
Nos interesa en especial destacar, dentro de los fenómenos de violencia escolar desatada en todo el mundo, el Caso Junior ocurrido en Argentina
Como puede apreciarse, se ve que cada día hay mas violencia dentro de las escuelas, Antes, las escuelas eran un lugar sagrado, así como también lo eran los docentes, pero hoy esto no es así.  La falta de respeto hacia el prójimo pudo traspasar los muros de la escuela.
En nuestro país, el martes 28 de septiembre de 2004 a las 7.50 horas, un chico llamado Junior, entró en el que era su aula de primer año B de la escuela Islas Malvinas ubicada en Carmen de Patagones, con el arma de su padre, un suboficial de la Prefectura. Tres chicos murieron en el acto (Federico Ponce, Sandra Núñez y Evangelina Miranda), y otros cinco sufrieron heridas, tres de ellos de gravedad.
Nos resulta muy interesante para el tema que estamos tratando estas palabras que pondremos a continuación, enunciadas por el padre de uno de los heridos por Junior (el de mayor gravedad).
“Para nosotros, Junior también es una víctima, de otra forma, pero también una víctima. Es una cuestión muy compleja. Es un buen alumno, introvertido. Hay muchos planos, el familiar, el social, el contexto escolar, son planos que se van superponiendo. Seguro que en algún momento en alguno de esos planos Junior prendió una lucecita de alarma. Es muy ligero decir como dijeron muchos medios, que por la música de Marylin Manson, que el aro, que se viste así o asá. Es cierto que Junior, por lo que hizo, es un victimario, pero el también es una víctima. Alguien tendría que haber visto esa lucecita de alarma. Yo puedo compartir o no las costumbres de mis hijos, pero sí tengo la obligación de interiorizarme, de dedicarle ese tiempo para saber por qué cambió de hábitos, de amigos, de dinámica. Los medios hablan de pedir justicia y arrastran a las familias más dolidas. Pero parece que hay más preocupación por pedir el castigo y la sanción merecida que por determinar los motivos, no sólo en él sino en la familia y en otros ámbitos, como para que no pase de nuevo.” (esto me parece muy bien ponerlo pero habría que agregarle la fuente de donde lo sacamos)
El material seleccionado. Fuimos trabajando los textos en función principalmente de dos películas de Gus van Sant Elephant y Paranoid Park, así como complementariamente algunos pasajes del documental The Columbine Killers de la cadena de televisión británica “Crime and Investigation”.
*        Elephant (2003): film basado en los asesinatos ocurridos en la escuela Columbine. Apunta a mostrarnos la cotidianidad de una escuela. Todo transcurre tranquilamente, hasta que ocurre la masacre.
*        Paranoid Park (2007): film de ficción que cuenta la historia de un adolescente que pasa por la separación de los padres pero queda como “perdido” luego de haber matado con su skate a un guardia de seguridad.
*        The Columbine Killers (2007): film documental donde se relatan aspectos biográficos de Eric Harris y Dylan Klebold en base a entrevistas a sus conocidos y fragmentos de sus diarios. Hemos intentado además complementar estas biografías con material disponible en internet (videos y diarios originales de Harris y Kebold)
Asimismo, durante el transcurso del taller, fuimos haciendo mención a otras películas que consideramos también ilustrativas del fenómeno de la violencia e indirectamente ligadas al caso Columbine[15].

Análisis y algunas hipótesis
Comenzaremos con algunas pequeñas hipótesis comparativas entre ambas películas de van Sant.
*        En cuanto a los contrastes, encontramos que en Elephant los chicos estaban determinados a matar y el asesinato fue planificado en todos sus detalles, mientras que en Paranoid Park no fue voluntario, se trató de una situación “traumática”. Sin embargo en el primer caso no hay rastros de culpa o arrepentimiento (podríamos arriesgar: el yo fue reemplazado por un super-yo que intentaremos analizar cómo se construye) mientras en el segundo hay culpa (se trataría de un yo capaz de oír al super-yo). Creemos entonces que los conceptos psicoanalíticos principales a aplicar en el análisis serían “sentimiento de culpa”, “identificación”, “enamoramiento”, “constitución de la masa”. Otro contraste es que en el primer film la violencia (en su forma externa) está siempre presente. En cambio en el segundo no aparece: Se juega más con la estructura psíquica, el lenguaje, la regla. Y aquí podemos hablar de la “violencia de interpretación” como constitutiva del psiquismo. Por otro lado, el dúo asesino de Elephant no tenía un grupo con el cual compartir valores. Estos chicos no tenían a otro con el cual identificarse, no se sentían importantes para nadie. En este sentido, el “ideal del yo” también se va formando por modelos sociales, y en este caso podría haber operado un fenómeno de identificación de masas, el ser importante para alguien (Hitler). El protagonista de Paranoid Park tenía el grupo de los skaters, tenía amigos, en especial una chica que sin saber exactamente qué es lo que le ocurría, lo instó a escribir un diario, diciéndole “escribilo para mí”. Esta escritura, aunque finalmente acabó siendo quemada, pudo haberlo salvado de caer en una “melancolía” extrema así como también de colocarse en acto de autosacrificio. 
*        Por otro lado, vemos una gran similitud en los dos films: en ambos se ve mucha situación de abandono, hay ausencia de algún adulto que pregunte qué pasó. Estos niños están en un lugar de “indefensión”.
Profundizando ahora el análisis del material empírico en su articulación con los conceptos teóricos del psicoanálisis, podemos arriesgar varias hipótesis que desarrollaremos a continuación, a partir de definir la agresividad o agresión como como “tendencia o conjunto de tendencias que se actualizan en conductas reales o fantasmáticas, dirigidas a dañar a otro, a destruirlo, a contrariarlo, a humillarlo, etc.” (Laplanche y Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis). De tal modo, veremos que puede adoptar modalidades distintas de la acción motriz violenta y destructiva; no hay conducta, tanto negativa (rechazo de ayuda, por ejemplo) como positiva, tanto simbólica (por ejemplo, ironía) como efectivamente realizada, que no pueda funcionar como agresión.
El contexto socio-cultural de los adolescentes “asesinos”
Los padres. Los films de van Sant nos muestran figuras adultas en los que se observa una carencia, una ausencia: un padre alcoholizado a las 11 de la mañana; otro padre cuya figura es casi de adolescente; una madre “sin rostro” sirviendo el desayuno, madre sin diálogo que se dirige al hijo sólo para decirle “cerrá la puerta” (y que según reflexionamos en el taller, “podría ser una escena de cualquier familia”); otra madre que sabiendo que su hijo adolescente no ha pasado la noche en casa se queda “tan tranquila”.
La escuela. A partir de esta ausencia de figuras parentales, nos preguntamos si por alguna razón en especial semejante violencia se dio en una escuela, si hay mecanismos propios de la dinámica escolar que propicien la activación de lo imaginario. Nos parece importante en este punto mencionar aspectos que hacen a la función social de la escuela como ser la clasificación de los sujetos por medio de la evaluación y la acreditación. La escuela tiene mecanismos varios, desde boletines, evaluaciones, informes, títulos, legajos, que vuelven a los sujetos identificables como un punto en una escala particular donde él ubica un lugar en relación a los otros que son mejores o peores. Hay un predominio de lo normativizante, se ubica a los alumnos en una escala y ello pareciera ser lo más importante. En las instituciones educativas, donde los niños pasan muchas horas diarias, se debería prestar mayor atención a otros planos, como los vínculos sociales. Podría pensarse que hay una lógica de lo escolar que puede alimentar la lucha mortífera imaginaria por la que es necesario aniquilar al otro para sobrevivir. Ej: El otro que es mejor que yo es escolta y no yo. También en investigaciones recientes como “Violencia escolar y climas sociales”[16] se evidencia que variables tales como “relación docente-alumno”, “autoritarismo del docente”, “dialogo docente-alumno”, “relaciones interpersonales”, “sentimiento de pertenencia”, “clima social en la escuela” pueden influir en las manifestaciones de violencia y por lo tanto como factores a tener en cuenta para desarrollar estrategias de prevención de la misma. Veamos ahora las manifestaciones de violencia en la escuela que hemos observado en los filmes.
Los pares. Hay escenas de Elephant en las que la estudiante Michelle es burlada por sus pares: mientras ella está guardando elementos en su locker escucha como otras compañeras hablan de ella como una “idiota”, y una “fracasada”, y en la biblioteca también es evidente cómo se ríen de ella. Esta alumna, al ser continuamente molestada por sus compañeros, debe lidiar todo el tiempo con el mundo exterior que se le presenta como violento desde la palabra.
Pero la violencia en esta película no sólo se manifiesta desde la palabra. Hay una escena que sugiere que uno de los chicos organizadores de la matanza es víctima de acoso escolar. Se trata de un pasaje donde Alex  es víctima de un bombardeo de papelitos y risas burlonas por parte de sus compañeros, durante una clase de física. Aunque no podemos decir que ser acosado en la escuela sea causa del asesinato, no deja de ser significativa esta escena por estar indicando esa violencia más invisible pero cotidiana, de la que nadie parece darse cuenta. Este mismo personaje en otra escena es empujado por un compañero, quien no atina a disculparse, simplemente sigue de largo.
También observamos en la película que minutos antes de la masacre un grupo de profesores y estudiantes está intentando reflexionar sobre la discriminación a los homosexuales, lo cual resulta paradójico, cómo desde lo teórico parecerían celebrar las diferencias, pero en la práctica todo lo que se desvíe de su norma era discriminado. Todo esto demuestra como el no cumplimiento de la norma, de los ideales del grupo social genera un violento rechazo.
Los profesores. Por otra parte, y en cuanto al rol que está asumiendo el adulto en la escuela, vemos como en una escena de Elephant, la profesora de educación física presiona a Michelle, una adolescente tímida y reservada con su cuerpo, para que deje de usar pantalón largo y se coloque short en sus clases tal como “exige el reglamento”, sin ni siquiera preocuparse en preguntarle por qué le molesta tanto mostrar sus piernas.
En aquella escena de los papelitos, el profesor de física, al notar “cierto alboroto”, preguntó qué sucedía pero, inmerso en su propio discurso sobre los electrones, no pareció preocuparle la ausencia de respuesta.
Otro adulto significativo para el presente análisis es el director. En una escena vemos que éste, sin preguntarle a un estudiante los motivos de su llegada tarde (cuidar a su padre alcoholizado), lo envía directamente al “aula de castigo”. También vemos que cuando Eric va a matar al director y habla con él, le reclama no haberlos escuchado. Aquí podemos pensar que para los chicos el director no cumplió su función paterna. La transferencia de la figura paterna implica que se repita en la adolescencia el vínculo de ambivalencia vivido con el padre ahora con la figura que representa el mismo. Este vínculo se dice que es ambivalente ya que si bien el niño ama al padre por ser su protector también le teme porque representa la instancia de castigo. Podríamos decir que entre los chicos y el director este vínculo no se desarrolló del todo, ya que el director solo apareció para castigar y no para proteger a los chicos.
A lo largo de la vida de las personas, hay adultos que deberían cumplir la función de padre: al momento de moderar, preguntar, e intervenir. Tal como se reflejó en los ejemplos descriptos anteriormente, es posible inferir que en los adolescentes de Elephant pareciera haber un  fracaso en relación a la función paterna descripta por Lacan, dado que las intervenciones de maestros tienden a normativizar, en el sentido de ajustar al otro a un ideal del yo. Pero esto no da lugar a lo diferente, a lo que no se considera “normal”, por ejemplo, el hecho de que Michelle sólo use pantalones largos. La función paterna también debería incluir la escucha, dar cabida a lo diferente, aunque implique salir de la norma.
Esta falta de escucha también se puede vislumbrar en Paranoid Park, dado que la policía pudo entrar a la escuela sin restricciones, hostigando a los alumnos con preguntas intimidatorias que no daban lugar a una escucha genuina. Los niños se ven presionados a declarar ante la Ley pública desde muy temprana edad. Consideramos que estos niños deben lidiar con el mundo exterior cuando quizás aún no están lo suficientemente maduros como para ello. Podríamos decir que ya hay algo violento y agresivo en la sociedad en el hecho de que las autoridades escolares permitan a la policía entrar a las escuelas a interrogar a los estudiantes sobre el asesinato del guardia sin presencia de ningún adulto. Consideramos que esto es un símbolo de la violencia institucionalizada y legalizada.
De tal modo, el entorno de los adolescentes se presenta de la siguiente forma: madres y padres ausentes y directores y profesores arbitrarios que “son la ley” y tampoco no preguntan ni se preguntan qué está pasando, y que luego de ocurrida la masacre, como nos muestra The Columbine killers, no pueden explicarse “de donde sale tanto odio”. Podemos pensar todo eso desde el lado del orden de lo simbólico: no hubo regulador, no hubo Otro que interviniera.
¿Qué podemos ahora decir de los adolescentes “asesinos”?
El protagonista de Paranoid Park, aunque como dijimos, está desamparado en relación a los adultos, tiene un fuerte vínculo social en su propia “tribu” de pertenencia: la comunidad de skaters.
A diferencia de lo que nos muestra este film, dentro del documental The Columbine killers una amiga de los chicos que provocaron la masacre dice que: “Dylan era tímido, le gustaban las computadoras. No sabía interactuar con personas sin que haya ahí otra persona. Hacia chistes sobre muerte, y temas negros. Nunca tuvo una novia, no hablaba de mujeres”. Por su parte Eric tenía una página de Internet propia, donde decía: "Vos sabes lo que yo odio: fanáticos de star wars, cuando hay pelotudos parados en el medio del pasillo, los que usan todo el tiempo la misma palabra como "actualmente", o "puta madre", lean libros e incrementen su vocabulario idiotas!". Asimismo un amigo de ambos señala en el documental que “ambos murieron vírgenes”. Aquí vemos cómo en los chicos no existe lazo social, no existe ningún grupo de pertenencia, de identificación y una hipótesis es pensar que los chicos matan justamente porque se sienten marginados y buscan justicia ante una realidad que se les presenta como agresiva.
En otra escena del mismo documental donde en su diario intimo Eric criticando a los que lo burlaban escribe “¿Por qué no se ponen a estudiar?”. Freud dice que cuando aparece el sentimiento de odio puede suceder que se odie al otro porque no es lo que yo quiero que sea, a veces no se soporta que el otro no sea el tipo de respuesta que yo quiero y se odia al que me muestra la alteridad, la diversidad y este odio en el caso que estamos analizando desencadena en la destrucción de los otros. No aparece la castración como reguladora porque el sentimiento de odio no la reconoce.
Por otro lado, en una escena de Elephant puede verse a Eric y Alex mirando un documental de Hitler. Él es el único adulto que aparece en la película del que los chicos parecerían tener una valoración positiva. Además, el día de la masacre de Columbine coincide con el día del cumpleaños de él. La masacre aconteció el 20 de abril de 1999 y Hitler nació el 20 de abril de 1889[17]. Es el día en que nace un padre horroroso, demuestran el amor al líder, para ellos era el padre, el que les iba a solucionar todos los problemas, pero sostener a ese padre implica hacer esfuerzos, sacrificarse, someterse.
Tomando los aportes de Freud, el YO se constituye por diferenciación del Ello y por procesos de identificación. De esta forma,  se puede ver en dicho proceso la importancia vital que adquiere el semejante en la constitución del sujeto. Desde una identificación primaria en la que todavía no hay diferenciación entre el sujeto y el objeto (o entre el sujeto y los otros) y que genera un primer núcleo narcisista que funciona como un primer núcleo de la personalidad en el aparato psíquico, hasta las múltiples identificaciones secundarias por medio de las cuales, el sujeto se ubica en el mundo de la cultura, valiéndose de lugares, roles, funciones o discursos sociales que toma de los otros.
Creemos posible que los chicos se identifiquen en algún punto con Hitler y nos preguntamos las consecuencias de la elección de este personaje en particular como objeto con de identificación. Notamos así que Hitler tiene características que lo asemejarían a un "padre terrible", arbitrario, que no se prohíbe nada y que se instaura a él mismo como ley en lugar de ser un representante de la misma (basta como ejemplo la modificación que realiza Hitler a la ley alemana determinando un estado de excepción con el fin de quitarle a los judíos la categoría de ciudadanos y de esa forma lograr teñir de un manto de legalidad las atrocidades que contra ellos se realizaron). La identificación con Hitler entonces, podría pensarse como la identificación con un padre parecido al padre del segundo momento del Edipo o a aquel que describe Freud en Tótem y Tabú como jefe de la horda primitiva, ése padre, en el plano de lo imaginario, es un padre que me puede aniquilar. Se juega en este punto la dramática de lo imaginario en la que se ve al otro como alguien que puede ocupar el lugar de uno y con el que se entabla por lo tanto una lucha mortífera donde es la vida misma la que se pone en juego en cada relación.
En el comienzo del Complejo de Edipo, el chico ve al padre como un rival en la consecución de la madre como objeto de amor, pero decide no pelear con él, no matarlo y abandonar el deseo de realizar comercio sexual con la madre, ante la amenaza de castración que estos hechos significarían. Esta renuncia del sujeto, hace que los sentimientos del niño hacia los padres muden de la sexualización a la ternura y que se identifique con el padre, introyectando de este modo su autoridad en la instancia del super yo. Con la incorporación de la ley, el niño comienza a percibir a su propio padre como sujeto a la ley y ya no como un padre todopoderoso. Aparece así un padre simbólico (tercer momento del complejo de Edipo), un padre que tampoco pudo sostener a su propia madre como objeto de amor y que se erige en representante de una ley a la que él también está sujeto. Desde Lacan este tercer momento del Edipo está ligado al plano de lo simbólico.
Los protagonistas de la película, entonces, partiendo de la premisa de una identificación con Hitler, parecerían no haber atravesado la castración como operación simbólica. Siguen identificados con un padre omnipotente que lo puede todo y que los deja pegados a un registro del orden de lo imaginario.
En este sentido, tomando como herramientas algunos conceptos de Lacan, la violencia desatada en la película daría cuenta de un vínculo con los otros ligado al plano imaginario en que sólo hay lugar para uno de los dos. Esta lógica mortífera parecería hacerse carne en la película y estar por detrás de la matanza que llevan adelante estos chicos. Eran sus compañeros o ellos. El director o ellos.
Una manera de escapar de esta representación imaginaria de los vínculos es volviendo a la palabra, a la mediación de terceros que puedan funcionar como portadores de una ley que atraviesa a todo vínculo que entonces ya no sería más a vida o muerte porque hay leyes que lo regulan. Pero como ya vimos, en ambas películas de Van Sant hay una ausencia casi total de adultos con los que los chicos dialoguen. Podría pensarse que eso colabora a abandonar a los chicos a un vínculo más imaginario con el exterior.
Freud también establece a su manera la relación entre lo imaginario y lo mortífero al hablar del mito de Narciso y su rol en la constitución del sujeto. Lacan explica lo imaginario a partir del estadío del espejo y la anticipación de unidad que el chico tiene al mirarse en él y sostiene que el chico se fascina por la imagen de sí mismo que le devuelve el espejo y que la fascinación que esta imagen le provoca está íntimamente ligada a la mirada de la madre en la que él se percibe como falo para ella (falo imaginario). En Freud, la fascinación por uno mismo estaría ligada al narcisismo. Y el Narcisismo, como sucede en el mito de Narciso, puede llevar a la muerte y a la desvinculación con los otros.
A la vez podríamos preguntarnos el tipo de vínculo existente entre Eric y Dylan, teniendo en cuenta una característica especial que tiene esta masacre: fue planificada entre los dos, mientras en el resto de los episodios similares ocurridos hasta el presente, se trató de asesinos “solitarios”. Si continuamos con la hipótesis de la identificación con Hitler que nos sugiere Elephant, podríamos hablar de una especie de constitución libidinosa de la masa (aunque en este caso, la masa sería un dúo de adolescentes y no millones de personas fascinadas por la figura de este padre omnipotente). Pero también podríamos pensar, en base a los documentales biográficos, que hay una tensión entre dos caras de una moneda: impotencia (representada por Dylan) y la omnipotencia (representada por Eric). Dylan, quien se creía un “pobre tipo”, en su diario íntimo dibujaba tumbas, personas sin cabeza, y armas. Su impotencia se manifiesta en el hecho de que revelaba tendencias suicidas, escribía que quería morir. También trabajaba corazones, y escribía quienes eran las chicas que le gustaban y decía que a el ninguna de ellas lo conocia "no tengo felicidad, ni ambiciones, ni amigos, ni amor". Termina identificándose, “para poder ser alguien” con quien –por lo menos desde lo que es observable leyendo su diario- se veía a sí mismo como “Dios”. Eric, en su diario íntimo nos comunica acerca de su omnipotencia: “Mi amor por un juego de Pc llamado Doom: Doom es una gran parte de mi vida y nadie que conozco es capaz de recrear entornos en Doom tan bien como yo. Conozco casi todo lo que hay que saber sobre este juego, y por tanto pienso que me separa del resto del mundo”. Pero su “amor” no se queda en los video-juegos, ya que muestra ser fanático de las armas y la violencia: "Odio. estoy lleno de odio y me encanta". También se refleja su interés en el nazismo y su obsesión por el genocidio: "voy a vengarme". "Será como los disturbios de Los Ángeles, como el atentado de Oklahoma, como la II Guerra Mundial y Vietnam, como Duke y Doom todo mezclado... Quiero dejar mi huella en el mundo". [18].). Tanto la impotencia de Dylan como la omnipotencia de Eric, son un registro que no han atravesado la castración simbólica.
Tomando a Freud podríamos decir que a veces el “ideal del yo” converge con la pulsión de muerte y este ideal puede entonces llevar a sacrificios. Como vimos al tratar sobre la hipotética identificación con Hitler, padre todo poderoso, omnipotente (Freud), padre del 2º tiempo del Edipo perteneciente al registro imaginario (Lacan), este registro está profundamente relacionado con el narcisismo. El “delirio de grandeza” o megalomanía, que podemos observar tanto en el dúo asesino de Elephant como en los diarios y videos de Eric y Dylan, según Freud nace a expensas de la sustracción de la libido de objeto que fue conducida al yo, surgiendo una conducta que puede llamarse narcisismo y que es la amplificación y despliegue de un estado que ya antes había existido (narcisismo primario). Narcisismo que, en el caso de Columbine, roto todo lazo afectivo con el mundo exterior, utiliza sin embargo a éste como espectador pasivo de su propia “consagración”. Así como Narciso se fascinó con su propia imagen arrojándose al fondo del lago con intención de apropiarse de “tanta” belleza, Eric y Dylan “escribieron” su testamento en un video donde aparecen encantados con la idea de que famosos directores de cine narraran su historia, y aún más, dictando cuáles eran los directores de su preferencia. ¿Y qué acto más espectacular para un narcisista extremo que provocar su propia muerte sabiendo que tendrán cientos de millones de espectadores?
Asimismo, en el documental The Columbine Killers, una profesora que resultó herida por Harris y Klebold dice no haberse extrañado de sus vestimentas y sus armas dentro de la escuela porque era habitual que estos chicos filmaran videos “violentos” o de guerra. Si por un momento tomáramos estos videos “por diversión” como si fueran juegos, diríamos que jugar es un indicador. El no jugar es un síntoma o jugar todo el tiempo, o jugar determinados juegos, y que tal vez una función del educador sea darse cuenta de la diferencia para poder dar una respuesta a esta exteriorización de violencia. Por otro lado nos surgen interrogantes, que dejamos planteados, acerca de si estos chicos podían distinguir (tanto al filmar videos o jugar a video-juegos violentos) el límite entre fantasía y realidad que es propio del niño cuando juega.
Los “asesinatos”
Viendo en Elephant las escenas de la masacre y relacionando las mismas con aquellas en las cuales ésta era planificada podemos ver la aparición de la pulsión de muerte en los chicos, un yo gobernado por el más allá del principio de placer: pulsión de muerte,  donde el goce solo se alcanza a través de la destrucción de los otros. La obtención de este placer implica la eliminación de todo aquello que genera displacer, por eso decide matar y eliminar a todos.
En estos chicos no parece estar bien resuelto el complejo de castración (Lacan). En estos YO no hay ley, no hay límite, no hay castración, en los chicos aparece  una pulsión agresiva (Freud define a esta pulsión como un subrogado de la pulsión de muerte) que da lugar a la destrucción de los otros y a su propia destrucción.
Desde la perspectiva freudiana la satisfacción de esta pulsión de muerte implica un goce narcisista en la medida que el YO retoma el cumplimiento de sus antiguos deseos de omnipotencia, podemos pensar que los chicos satisfacen este deseo al poder eliminar todo aquello que los perturba. No se tolera la diferencia, todo lo diferente tiene que ser eliminado, hay un fracaso de la castración. La lógica que subyace es la de exterminio de todo lo diferente a mí.
En cambio en Paranoid Park, observamos que el “asesinato” ocurre de la siguiente forma: el chico está viajando colgado del tren y el guardia para bajarlo exterioriza su agresión empezando a golpearlo con su cachiporra, el chico intentando defenderse le arroja su skate y entonces el guardia cae a las vías y muere arrollado por otro tren.
Así, tal como nos dice Freud, la violencia es inherente a lo social, a la constitución subjetiva, no es eliminable sino tratable con diferentes respuestas posibles. Todo acceso a la cultura es violento y todo sistema educativo tiene alguna forma donde aparece la violencia o el “más allá del principio de placer”
¿Podemos ensayar algunos “por qué”?
Cuando Eric y Dylan están por disparar y algunos chicos les ruegan que no los maten, podemos ver que en los chicos no existe el sentimiento de culpa, no hay arrepentimiento debido que no hay ley que regule.
La conciencia moral actúa de tal manera que uno posee un sentimiento de culpa tanto al hacer algo malo como al pensar en hacer algo malo, pero en los chicos esto no sucede ni cuando planifican la matanza ni cuando la llevan a cabo.
Freud dice que al actuar nuestra conciencia moral como reguladora los componentes agresivos de nuestra pulsión de muerte son transformados en sentimientos de culpa, podemos ver que esto no sucede en los chicos sino que estos componentes agresivos son exteriorizados. Aquí es interesante aclarar que desde el autor la violencia no es eliminable sino que es inherente la constitución subjetiva pero puedo haber muchas respuestas distintas a esa violencia (si hay castración una respuesta posible es el sentimiento de culpa, si no la hay otra repuesta posible puede ser la destrucción de los otros)
En cambio en la película de Paranoid Park sí aparece la conciencia moral y este sentimiento de culpa luego de haber arrojado al guardia del tren, aparece el sentimiento de culpa castigando al YO por sus acciones, aparece la ley castigando al individuo por haber sido infrigida. Aquí sí aparece la castración. Aquí aparece el lazo social.
Desde la perspectiva de Lacan se puede decir que en los chicos de Elephant no aparece una posición deseante, se plantean la destrucción y la autodestrucción. En cambio en el chico de Paranoid Park se da la culpa como indicador de angustia (Freud). Para Lacan el tema de la angustia alude a una falta. El deseo, en su faz metonímica, está relacionado con la pulsión de vida de Freud.
Otra hipótesis posible, desde Freud, podría ser que la culpabilidad es una causa del crimen. La culpabilidad provoca la acción. Los que delinquen lo hacen por el sentimiento de culpa. Hay una muy feroz crítica del super yo sobre el yo, y que a veces no tiene ninguna justificación en las vivencias concretas del sujeto. Éste delinque como para ser castigado. El sentimiento de culpa insconsciente hace que el sujeto busque un motivo para ser realmente culpable. El neurótico necesita exteriorizar la falta de su fantasía. Pero en realidad ya antes el crimen lo ha cometido psíquicamente (matar al padre durante el complejo de Edipo). Es así que podríamos arriesgar que:
*        El chico de Paranoid Park portaba un sentimiento de culpa en gran parte consciente. Por eso lo observamos fácilmente a través de sus pensamientos y la escritura del diario.
*        Los chicos de Elephant, en cambio, todos eran descartables (con la excepción de algunos). Están identificados con el padre asesino. No se registra en ellos sentimiento de culpa, sólo se observa odio.
Finalmente, y en relación a los conceptos de “acting” y “pasaje al acto”, tomemos como ilustración el hecho de que en el documental The Columbine killers un investigador se pregunta si podría haberse previsto la masacre. Y dice que allí hubieron alertas que nadie detectó. Por ejemplo, los vecinos sospechaban de Eric por haber puesto pegamento en autos y cerraduras. Eric lo negó, pero en su diario confesó que mentía. Dos años antes, ambos robaron los códigos de los lockers de la escuela, para vengarse de uno de los alumnos: le pusieron una nota amenazante a uno de ellos. Eric robó también equipamiento informático de un auto y tuvo que pedir perdón vía carta. Todos pedidos de entrada en escena que no fueron escuchados, hasta el “acto final” de destrucción.


A modo de conclusión
Con respecto a la pregunta que ha guiado nuestro trabajo: ¿Cómo entiende el psicoanálisis a la violencia?, el psicoanálisis aporta elementos para inclinar la mirada hacia uno de los polos: la violencia es inherente a la constitución del psiquismo, existen diferentes modos de violencia y diferentes modos de respuesta.
Pero… no creemos que podamos conocer la violencia real. El conocimiento al que hemos llegado a través del análisis de los films, los videos, los diarios y las entrevistas han estado mediadas siempre por lo simbólico: por el lenguaje de un director, por otros sujetos que nos “hablan sobre”.
Aún con esta enorme restricción, y volviendo a dar una rápida mirada a la periódica existencia de asesinatos masivos cometidos por estudiantes adolescentes en sus escuelas, consideramos que queda mucho por explorar aún, por ejemplo:
*        Si la relación niño-adolescente con el adulto ha perdido peso a favor de la relación niño-adolescente con la tecnología lúdica e internet al punto tal de dificultarles la diferenciación entre fantasía y realidad.
*        Si la reiteración de sucesos similares implica una simple “imitación” o copia o si por el contrario involucra mecanismos identificatorios entre adolescentes que van más allá de la incorporación de un mero rasgo o atributo asimilándose, casi diríamos, a una identificación primaria (por carencia, por ejemplo, de una figura parental a tomar como modelo).
*        Si tiene alguna significación especial el hecho que los jóvenes que han asesinado en masa a compañeros y profesores, sean de sexo masculino.
*        Si la institución escolar se ha convertido en el lugar simbólico de la violencia que algunos adolescentes se proponen “destruir”con más violencia.
Para finalizar: ¿Por qué Gus van Sant eligió el nombre de Elephant para su película? El mismo director lo explica[19]. Un trabajo del cineasta británico Alan Clarke sobre la violencia en Irlanda del Norte, también llamado Elephant, marca el punto de partida para su idea de tratar el tema de la violencia en los colegios. Clarke había titulado su película de esta manera explicando que la violencia es un problema tan fácil de ignorar como el hecho de tener un elefante en un bazar.

Van Sant decidió titular igual su propio film, pensando en un principio que el título de Clarke se refería a la parábola del ciego y el elefante. En esta historia, de la que encontramos una versión del siglo II a.c. en los cánones budistas, varios ciegos examinan diferentes partes de un elefante: orejas, piernas, rabo, trompa, etc. Cada ciego está completamente convencido de que entiende la verdadera naturaleza del animal basándose en la parte que tiene en sus manos. De esta forma el elefante es como un abanico, o como un árbol, o una cuerda o una serpiente. Pero ninguno puede ver el todo. Para Van Sant el tema de la parábola era completamente apto para el contexto de la violencia en los colegios. “Asumí que Clarke llamó a esta película Elephant porque trata un problema que es difícil de identificar debido a las diferentes maneras de poder mirarlo”, dice. “Eso fue lo que pensé durante mucho tiempo hasta que leí la anotación en la que Clarke hablaba del elefante dentro del salón. Pero para nosotros, mientras hacíamos la película, era más por lo de los ciegos.”
Elephant no pretende solucionar el tema de la violencia. “No queríamos explicar nada” reconoce Van Sant. “Tan pronto como explicas una cosa hay otras cinco posibilidades que te echan abajo el argumento. Por otro lado también está el hecho de encontrar una explicación para algo que necesariamente no la tiene”
De esta manera presenta una visión sesgada ya que toda explicación sería parcial. Nosotras hemos intentado, de alguna manera, hacer lo mismo desde el psicoanálisis.

Bibliografía y fuentes
Bibliografía
Einstein, Albert y Freud, Sigmund (1933 [1932]) “¿Por qué la guerra?” (frag.) en Zajdman, Raúl, La “agresión” en la obra de Freud. Desarrollo cronológico. Ediciones Kargieman, Buenos Aires, 1985
Freud, Sigmund   (1930 [1929])      “El malestar en la cultura”. Cap. 1, 6, 7, 8. En: O. C., Tomo XXI. Ed. Amorrotu. Bs. As. 1980.
 (1927)                  “El porvenir de una ilusión”. En: O. C., Tomo XXI.  Ed. Amorrortu. Bs. As. 1980.
(1924)                   “El sepultamiento del Complejo de Edipo”. En: O. C., Tomo XIX. Ed. Amorrortu. Bs. As 1980
(1923)                   “El yo y el ello”. Cap. 5. En: O. C., Tomo XIX. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1980
(1911)                    “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico”. En: O. C., Tomo XII. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1980.
(1914)                   “Introducción del narcisismo”. Cap. 1 y 2. En: O. C., Tomo XIV. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1980.
(1920)                   “Más allá del principio de placer”. En: O. C., Tomo XVIII. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1980.
 (1921)                   “Psicología de las masas y análisis del yo”. Cap. 7 y 8. En: O. C., Tomo XVIII. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1980.
(1913 [1912])      “Totem y tabú.” Cap. 4 (frag.) En: O. C., Tomo XIII. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1979
(1905)                    “Tres ensayos para una teoría sexual”. En: O. C., Tomo VII. Ed. Amorrortu. Bs. As. 1978
Kornblit, Ana Lía. Violencia escolar y climas sociales. Editorial Biblos, 2007.
Lacan, Jacques, El estadio del espejo y otras obras
Laplanche, J., Pontalis, J.B  Diccionario de Psicoanálisis. Ap. Agresividad. Ed. Labor. Barcelona. 1971
Zajdman, Raúl, La “agresión” en la obra de Freud. Desarrollo cronológico. Ediciones Kargieman, Buenos Aires, 1985
Fuentes
§  Película “Elephant”, dirigida por Gus Van Sant, año 2003
§  Película “Paranoid Park”, dirigina por Gus Van Sant, año 2007
§  Película “The Columbine killers”, dirigida por Stéphanie Kaim, año 2007

Notas


[1] Breve desarrollo de los conceptos centrales freudianos:
*         Lo Inconsciente, porque constituye la hipótesis fundante del psicoanálisis dado que supone la existencia una instancia psíquica que nos determina sin saberlo nosotros y que no se trata de una simple ausencia de conciencia sino el efecto estructural de una represión. El sujeto no sabe sobre aquello que está en los orígenes de sus síntomas.
*         La sexualidad y el sentido sexual inconsciente de muchos de nuestros actos. La indagación freudiana delimita un campo donde el sexo contiene algo que trasciende la concepción corriente acerca de la sexualidad. En Tres ensayos para una teoría sexual, Freud demuestra la función y la eficacia de la sexualidad infantil destronando la idea del niño inocente y el adulto normal.
o        Es a partir del primero de sus Tres Ensayos, que el capítulo sobre las perversiones sexuales queda integrado a una teoría sobre los trastornos psíquicos, deslindándolas de una patogenia incomprensible.
o        Fueron los discursos pedagógicos, psicológicos y hasta biológicos, surgidos y desarrollados durante la modernidad, los que sostuvieron y construyeron una infancia libre de toda sexualidad sostenidos en la idea de una infancia inocente. Juan Jacobo Rousseau, considerado el inventor de la infancia, señaló su especificidad al definirla como algo totalmente diferente a la adultez por naturaleza. Dentro de esta especificidad, postuló la inocencia y bondad innata del niño, al considerar que su raciocinio recién tiene lugar en los seres humanos cuando se termina la infancia. De modo que será en la adolescencia/juventud, etapa siguiente a la niñez, cuando se considera que comienza a entrar en escena la cuestión de la sexualidad, la cual será vista como la ruptura del estado de inocencia y pureza. Será entonces ubicada del lado de lo desagradable, perverso, repulsivo, características éstas que pasan a hacer de la adolescencia un tiempo difícil, no sólo para los adultos que acompañan a los jóvenes sino también para éstos últimos. Desde estas posturas, la sexualidad suele ser identificada únicamente con un hecho puntual: las relaciones sexuales entre dos sujetos de distinto sexo o no.
En el segundo ensayo, La sexualidad infantil, Freud cuestiona esta mirada al plantear que la sexualidad va más allá de eso y que tiene que ver con los deseos, las pasiones, las decisiones, con esa energía libidinal –dirá él– que nos impulsa y nos lleva a ser lo que somos. Este modo de entender la sexualidad instaura una diferencia radical: el niño pierde su inocencia, es concebido como un "perverso polimorfo" y, en consecuencia, es necesario reconsiderar la visión de la adolescencia como el tiempo del despertar sexual y la definición de la identidad.
*         La cura por la palabra. Lo enigmático plantea una cuestión y reclama una respuesta, que en el psicoanálisis es el artificio que instala una técnica adecuada para vencer la represión: el valor de la palabra, bajo transferencia, el método original freudiano para facilitar la verbalización de lo que es inaccesible para el sujeto donde lo sexual es la clave del sentido que transporta el significante dirigido al Otro, restándole al lenguaje un sentido puramente comunicacional.

[2] El tema del narcisismo lo siguió elaborando en varios escritos como «Duelo y melancolía», Psicología de las masas y análisis del yo, capítulos VIII y XI, y el El yo y el ello

[3] En efecto, Freud señala, tal vez no demasiado claramente: “Decimos que tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió, y presuponemos entonces en todo ser humano el narcisismo primario que, eventualmente, puede expresarse de manera dominante en su elección de objeto (pág. 109)

[4] Dice Freud que se comporta como un retoño de la primera fase oral, de la organización libidinal, en la que el objeto anhelado y apreciado se incorpora por devoración y así se aniquila como tal. El caníbal, como es sabido, permanece en esta Posición; le gusta {ama} devorar a su enemigo, y no devora a aquellos de los que no puede gustar de algún modo.

[5] Freud emplea habitualmente el término «melancolía» para designar lo que ahora se describiría como «depresión».

[6] Entre las otras cuestiones de la obra de Freud retomadas por Lacan podemos mencionar:
*         la reformulación del concepto de Inconsciente partiendo de otra noción de Lenguaje.
*         el estatuto del “objeto a” y su lugar en la constitución del fantasma, y los avances de Lacan en relación a dos objetos pulsionales: el objeto mirada y el objeto de la pulsión invocante, la voz.
*         la teorización referida a la femineidad y las condiciones y estatuto del goce femenino

[7]Se reían de los destrozos de las balas” en http://www.elmundo.es/elmundo/2003/10/23/sociedad/1066902280.html

[9] “Los motivos de la matanza de Columbine, más sombras que luces diez años después” en http://www.20minutos.es/noticia/463821/

[11] “Los motivos de la matanza de Columbine, más sombras que luces diez años después” en http://www.20minutos.es/noticia/463821/

[12] Como antecedentes pueden citarse la masacre ocurrida en 1927 en la escuela Bath de Michigan (45 muertos, 58 heridos), y la ocurrida en 1966 en la Universidad de Texas (14 muertos, 32 heridos). “Los motivos de la matanza de Columbine, más sombras que luces diez años después” en http://www.20minutos.es/noticia/463821/

[14] Ejemplos de masacres escolares en EE.UU.:
*         Cuatro días antes del octavo aniversario de la matanza en Columbine, el estudiante surcoreano Seung-Hui Cho, pertrechado con una pistola automática Glock y otra Walther 22, merodeara por casi tres horas en los alrededores de la Universidad Politécnica de Virginia, donde mató a 33 personas, causó decenas de heridos y se suicidó (“Los motivos de la matanza de Columbine, más sombras que luces diez años después” en http://www.20minutos.es/noticia/463821/). El director de Columbine Frank DeAngelis dijo a la televisión local que las imágenes de Virginia Tech son muy similares a las que ocurrieron en Columbine. "Aunque fué en Virginia, veía a la escuela Columbine", declaró. "¿Qué causa tanto odio en los corazones de los dos asesinos de Columbine o del asesino en Virgina Tech?", se preguntó. Craig Scott, una ex estudiante de Columbine cuya hermana Raquel fue la primera en morir asesinada, dijo que los hechos de esta semana reabrieron viejas heridas. "Muchas emociones comenzaron a reaparecer, me sentí incluso un poco impactada", dijo Scott a la televisión local (“Columbine cierra sus puertas en el octavo aniversario de la masacre” en http://test.elperiodicodemexico.com/nota.php?sec=Educacion&id=104128).

*         Dillon Cossey fue detenido en octubre de 2007 en Filadelfia cuando se disponía a perpetrar una matanza en su antigua escuela. Con apenas 14 años, Dillon disponía de un auténtico arsenal: en su habitación, la policía ha encontrado granadas, cuchillos, espadas, escopetas de perdigones y un “Libro de cocina del anarquista”, con instrucciones para la fabricación de explosivos; en casa de un amigo ocultaba un rifle y una pistola. Algunas de esas armas eran un regalo de su madre, como otra pistola de 9 mm que también escondía en su cuarto. La intención del adolescente era emular en su instituto de Pennsylvania la matanza de Columbine, pero el padre de uno de sus compañeros alertó a la policía a tiempo. (“Un arsenal para un chico de 14 años. Un adolescente estadounidense confiesa a la policía que planeaba repetir la matanza de Columbine.- Su madre ha sido detenida acusada de comprarle armas” en http://www.elpais.com/articulo/internacional/arsenal/chico/anos/elpepuint/20071012elpepuint_6/Tes)

Entre las matanzas en escuelas fuera de EE.UU. podemos citar (“El asesino de 16 personas en un colegio alemán se suicidó”en http://www.publico.es/internacional/208510/muertos/tiroteo/escuela/alemana y “El asesino del instituto Jokela avisó en Youtube de sus intenciones” en http://www.hoytecnologia.com/noticias/asesino-instituto-Jokela-aviso/31036:

*         Marzo de 1996 (anterior a Columbine). Thomas Hamilton, de 43 años y sospechoso de pederastia, abre fuego en el gimnasio de un colegio en Dunblane (Escocia). Perdieron la vida 16 niños de entre cinco y seis años.
*         Abril de 2002. Un estudiante que había sido expulsado de una escuela en Erfurt (Alemania) se venga asesinando a tiros a 14 profesores, dos estudiantes y un policía. Este tiroteo acabó también con el suicidio de su autor.
*         Noviembre de 2007. Los 69 tiros de la pistola de Pekka-Eric Auvinen, de 18 años, mataron a ocho personas en el instituto secundario Jokela de Finlandia, antes de meterse un balazo en la cabeza. Otra decena de personas fueron hospitalizadas debido a lesiones de diversa consideración, producidas al saltar por las ventanas del centro educativo.
*         Septiembre de 2008. Finlandia: Un estudiante de cocina de 22 años, Matti Juhani Saari, irrumpe en la escuela de Formación Profesional de Kauhajoki y abate a tiros a nueve estudiantes y un profesor, antes de quitarse la vida.
*         Marzo de 2009. El joven de 17 años Tim Kretschmer asesinó a 16 personas a tiros en un colegio de enseñanza secundaria de la localidad alemana de Winnenden. Según la policía del estado federado de Baden-Würtenberg, un policía hirió al agresor, tras lo cual el joven se quitó la vida de un disparo en la cabeza. Según el diario Bild, el joven habría cogido el arma de la armería que tienen sus padres. El arma utilizada por Kretschmer era una de las 18 que poseía legalmente su padre que, al parecer, no estaba encerrada bajo llave. La cantidad de munición que llevaba Kretschmer, cerca de 100 proyectiles, hace pensar que su plan era causar un baño de sangre aún mayor y que sólo la rápida intervención de las autoridades evitó algo peor.
*         En Argentina también han ocurrido hechos similares. Entre éstos, podemos citar los casos del chico de Carmen de Patagones, Junior, y de Pan Triste

[15] Estas películas son: Bang, bang, you´re dead; Cobardes; La ola; La caída

[16] Ana Lía Kornblit, Editorial Biblos, 2007.

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