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miércoles, 24 de agosto de 2011

El machismo en Paraguay, y en todas partes...

Fuente:  El Socialista (Paraguay) (*)
Introducido por: Elizabeth Jezierski
(Fecha original del artículo: Agosto 2011)

Hay que tener la moral revolucionaria a prueba de balas para escribir esto en un país donde - por culpa de la infame guerra contra el Paraguay - la población masculina sigue todavía siendo minoría y por ende, mientras dure el capitalismo, se cotiza a precios increíbles, incluyendo la dignidad de la mujer. Si acá esta lucha se hace cuesta arriba, allá es heroica.

El machismo mata. Luchemos contra el machismo
El  asesinato de Sonia Vera, por parte de su esposo Adolfo Trotte, con el cual llevaba 22 años de casada, y gran parte de las reacciones que se dieron con relación al hecho, exponen de la manera más cruel el machismo existente en nuestra sociedad.
Sin dudas este no es un hecho aislado, muy por el contrario, responde al "típico caso" de violencia hacia la mujer que termina en muerte. El mismo machismo fue responsable de otros tres feminicidios  la semana pasada: Gloria Carrera (Salto del Guairá), Sara Rotela (Pedro Juan Caballero), Edilaine Flecha (CDE).
Una Pandemia, según la ONU
En el 2010 se registraron en nuestro país un total de 2.030 denuncias de violencia contra la mujer. De ese total, 410 denuncias fueron por violencia física, 861 por violencia sicológica, 642 por cuestiones económicas y 177 por violencia sexual. Esto equivale a 5 agresiones por día. 
Sin embargo, debemos asumir que estas denuncias no expresan ni agotan la realidad de la violencia contra la mujer, ya que la mayoría de las mujeres víctimas de situaciones de violencia no se animan a realizar denuncias por diversas causas.
Según la ONU la violencia contra la mujer ha tomado visos de pandemia. Los datos de octubre de 2010 nos dicen que el 59% de las mujeres "sufren diferentes tipos de violencia: física, sexual, psicológica y económica, dentro y fuera de sus casas".
En la mayoría de los casos, a pesar de que familiares e incluso la policía tengan conocimiento y haya sido denunciados los actos de violencia, no se logran evitar los trágicos desenlaces, quedando palpable, de esta manera, la complicidad de las instituciones, la mediocridad de los mecanismos existentes, y los límites de nuestra sociedad para combatir el machismo y proteger la vida de las mujeres.
No justifico, pero…
En general, en los casos de violencia contra la mujer, ella pasa a ser culpada por la violencia que sufrió. "Algo tuvo que haber hecho"; "qué clase de mujer era"; "no hacía bien sus deberes"; "no le faltaba nada, vivía de lujo"; o, tenía tal o cual comportamiento reprochable para la sociedad. Estas expresiones y reacciones ponen de manifiesto que vivimos en una sociedad que apaña y justifica la violencia machista, y la consecuencia es que la mayoría de los casos no avanzan o terminan en el opá reí.
La víctima termina siendo víctima no sólo del agresor, sino de las instituciones y de toda la sociedad. La justificación es el camino para la impunidad y sólo lleva a más machismo.
En general, en nuestro país reina la impunidad, pero ésta es más alevosa y descarada en los casos que atañen a la mujer, e infinitamente peor cuando la mujer es pobre.
La violencia contra la mujer se da en todas las clases sociales, pero las posibilidades de liberarse de la agresión de las mujeres de la clase trabajadora es más dificultosa, por la falta de empleo, de guarderías, de lugares de albergue y atención psicológica, y de múltiples formas de vulneración de sus oportunidades y derechos.
Nuestro país necesita mecanismos legales e instituciones más adecuadas para responder a este flagelo.
Desde el PT llamamos a organizarnos y exigir al Estado que garantice las condiciones necesarias para la liberación de las mujeres de todo tipo de situación que la oprima.
¡Basta de violencia contra la mujer!
¡Acabemos con el machismo!
¡No más impunidad!

¿Qué es el machismo?
Una forma de opresión
Llamamos opresión a toda conducta o acción para transformar las diferencias en desigualdades, de forma que sean utilizadas para beneficiar un determinado grupo en relación a otro. Cuando eso se da entre blancos y negros, llamamos racismo. Entre hombres y mujeres, denominamos machismo.
Una ideología
Pero el machismo no es solo fruto de una conducta individual. Es una ideología, o sea, un sistema de ideas falsas que es utilizada por el sistema para mantener la dominación y ampliar la explotación.
La principal idea es que las mujeres son inferiores a los hombres y, por lo tanto, no puede asumir determinadas tareas o tener determinados comportamientos.
Una creación de la sociedad de clases
La opresión (el machismo) no existió siempre. Fue creada para justificar la división de la sociedad en clases. En las sociedades comunistas primitivas, las mujeres, junto con los hombres, cuidaban de las actividades domésticas y participaban de la producción social.
Con la aparición de la sociedad de clases, la instauración de la propiedad privada y la necesidad de acumulación y herencia, era preciso dividir las familias e instituir la monogamia para preservar la propiedad privada. Con eso, las mujeres fueron retiradas de los espacios públicos, de la producción y de la sobrevivencia, y con un rol en el espacio doméstico. Así, se les fue prohibido trabajar, estudiar y participar de actividades políticas.
El machismo sustenta el capitalismo
Con el capitalismo las mujeres volvieron a la producción social nuevamente, la posibilidad de que las mujeres se liberaran del espacio doméstico fue una gran conquista.
Pero, como toda conquista en el capitalismo, fue por ella apropiada de manera a favorecer a la explotación y a sus lucros. Las ideologías que antes eran utilizadas para mantener a la "mujer en el hogar" pasaron a ser utilizadas para justificar jornadas excesivas de trabajo, salarios más bajos y doble o triple jornada ya la mujer sigue a cargo de las tareas domesticas.
Esa mecánica es muy positiva para los patrones y el Estado que se desobligan y economizan y no precisan construir restaurantes, guardería y lavanderías públicas. 
Combatir el machismo es necesario 
Es necesario dar un combate permanente al machismo, dentro de los partidos políticos, de las organizaciones del movimiento y en nuestra vida cotidiana.
No conseguiremos nunca unificar a todos los trabajadores sí descalificamos a las mujeres, sí no observamos que las demandas específicas, sí no incorporamos sus reivindicaciones y las ganamos para la lucha.
Marx, Lenin y Trotsky colocaban lucha por las reivindicaciones de las mujeres como una de las principales tareas de los trabajadores.
Pero también es preciso no tener la ilusión de que podemos acabar con él en el capitalismo. En esta lucha tenemos dos tareas: combatirlo, corregirlo y buscar evitarlo con todas nuestras fuerzas. La otra es organizamos, hombres y mujeres, para derrotar la sociedad de clases y, con ella, el machismo.

MITOS SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
MITOS
ES FALSO PORQUE…
Un hombre no maltrata porque sí, "algo hace ella para provocarlo". 
El hombre basa su autoestima en su capacidad de controlar, dominar y obtener sumisión. La mujer maltratada reprime su rabia, evita las agresiones pasivamente, se somete y no cuestiona. Cree que si se porta bien, no la maltratará. La conducta violenta es responsabilidad única del que la ejerce. 
Las parejas donde existe violencia son sadomasoquistas. 
Las relaciones sadomasoquistas son actos de común acuerdo; la relación violenta, no. Es una relación de abuso donde la víctima siente miedo, impotencia y debilidad. 
La violencia machista es una enfermedad mental o a causa del consumo de alcohol y drogas.
Los estudios muestran que menos del 10% de los casos de violencia contra la mujer son ocasionados por trastornos psicopatológicos del agresor. El consumo de alcohol y drogas no determinan la conducta violenta. Muchas personas consumidoras no son violentas, ni sostienen relaciones abusivas.
Si una mujer es maltratada, la culpa es suya por seguir conviviendo con el hombre. 
Las circunstancias que llevan a una mujer a soportar una relación violenta tienen que ver con la dependencia económica, estabilidad emocional y económica de los hijos, las creencias sociales, baja autoestima. Siente culpa y vergüenza de hacer pública la situación, miedo que su pareja la agreda gravemente y la mate si se separa. 


(*) Nº 168 – Agosto 2011

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