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viernes, 19 de agosto de 2011

Los Derechos Políticos de la Mujer

Autoras/es: Sandra Bustamante*
(Fecha original del artículo: Septiembre 2009**)
La Ley Nº 24.785 ha institucionalizado en nuestro país el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer, en memoria de la publicación de otra ley que tiene un contenido histórico, democrático y emotivo para mujeres y hombres en nuestro país: la Ley 13.010 que consagró la igualdad de derechos políticos entre la mujer y el hombre, el 23 de septiembre de 1947.

Este principio de igualdad de derechos de mujeres y hombres, reconoce que ambas personas pueden participar en el gobierno de su país directamente o a través de representantes libremente escogidos/as, e iguala la condición de la mujer y del hombre en el disfrute y ejercicio de los derechos políticos. Es el punto final de una lucha que comenzó años antes por mujeres de distinta filiación partidaria, y el inicio de una participación que no cesa.
La ley de Sufragio Femenino se gesta como hecho de convivencia democrática, desde su génesis en la Cámara de Diputados cuando se votó la ley en la sesión especial del 9 de setiembre de 1947. Releyendo los diarios de sesiones vemos que “el despacho de mayoría fue presentado por el legislador cordobés Graña Etcheverry. Discutía el lugar de la mujer en la sociedad, demoliendo los argumentos de Otto Weineger, sobre la desigualdad femenina y agregando una audaz asociación entre las posturas restrictivas de la libertad política femenina con la teoría antidemocrática”.
Dice María del Carmen Feijoo “Todos, opositores u oficialistas, se movieron en la duda sobre la frontera femenina: ¿mujeres o mujeres/madres? Pregunta respondida desde el martinfierrismo del yo alabo al Eterno Padre... porque a todas ellas les dio corazón de madre, hasta la mención de las propias madres de los legisladores. En otra onda, el ministro del Interior, invitado al recinto, hizo una sobria y minuciosa estimación de los tres millones y medio de nuevas votantes que entrarían en los comicios. Masa crítica, diríamos hoy, que la oposición dijo no los iba a llevar a especular sobre la orientación de su voto, como obstáculo para cumplir su compromiso.”
Hubo algunas referencias a Eva Perón en aquel debate, quien sostenía desde años antes que “la mujer argentina había superado el período de las tutorías civiles…la mujer debía afirmar su acción. La mujer debía votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debía ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo”
Un legislador, el conservador Pastor, propuso que “la inscripción en el padrón de votantes fuera opcional y sólo después el voto obligatorio para las inscriptas. Esto es, que quedara a voluntad de las mujeres la decisión de ejercer sus deberes cívicos”. ¿El voto femenino podía fracturar la concordia de los hogares? ¿Los fenómenos fisiológicos a los que está sometida la mujer podrían impedirle votar?, se preguntaba Pastor.” ¿Paternalismo, nos preguntamos nosotras o machismo atroz?
Pero ya en 1947, las mujeres habían ganado espacios en las fábricas, los talleres, y tímidamente se acercaban a la actividad política. “Pero para gloria de la mujer, reivindicadora infatigable de sus derechos esenciales, los obstáculos opuestos no la arredraron. Por el contrario, le sirvieron de estímulo y acicate para proseguir la lucha. A medida que se multiplicaban esos obstáculos, se acentuaba nuestro entusiasmo. Cuando más crecían, más y más se agigantaba nuestra voluntad de vencer. Y ya al final, ante las puertas mismas del triunfo, las triquiñuelas de una oposición falsamente progresista, intentó el último golpe para dilatar la sanción de la ley”.
El proyecto de ley fue aprobado por la unanimidad de los 117 legisladores presentes. El presidente Perón en un acto frente a la CGT, el 23 de setiembre de 1947, le entregaba a Evita el decreto del Ejecutivo que lo convertía en ley 13.010. “Recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza de que lo hago, en nombre y representación de todas las mujeres argentinas. Sintiendo, jubilosamente, que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria”.
En las elecciones del 11 de noviembre de 1951 el Peronismo incluyó a mujeres en todas sus listas nacionales para legisladores y legisladoras. “Votaron por primera vez las mujeres de todo el país, 3.816.654 sufragios y 2.441.558 apoyaron la fórmula Perón – Quijano. El 63,9% lo hizo por el Partido Peronista, el 30,8% por la Unión Cívica Radical. Concretando el sueño de miles de mujeres, 23 diputadas y 6 senadoras ocuparon sus bancas en 1952”.
Esta ley la pedía una necesidad nueva, la de organizarse en grupos más extendidos y remozados. La exigía la transformación del concepto de mujer, que “había ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos”. Todavía hoy las mujeres, ciudadanas de primer orden, junto a los hombres con los cuales convivimos, seguimos luchando por nuestra representatividad y por hacer escuchar nuestra voz más allá de la ley de cupo. Buscamos afirmar nuestra acción y “ocupar nuestro sitio en el complejo engranaje social de este pueblo argentino”, contribuyendo desde ese momento y para siempre a la perfección de la democracia en nuestro país.


(*) Licenciada en Relaciones Internacionales.
(**) Redacción Rosario, diario digital producido por  Cooperativa La Masa

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