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viernes, 25 de noviembre de 2011

Recordando a la "Gallega de Zona Norte"

Homenaje a Dionisia Lopez Amado, madre de plaza de mayo fallecida el 29 de noviembre de 2008
Autoras/es: Carla Andreani, Rodolfo Grinberg
(AW)  Hoy se cumple un mes de la desaparición física de Dionisia López Amado, madre de Plaza de Mayo, recordada por todos como "La Gallega de Zona Norte". Como homenaje a esta incansable luchadora publicamos por primera vez la entrevista que le realizáramos en octubre del año pasado.-
(Fecha original del artículo: Diciembre de 2008)

Buenos Aires, 29 de diciembre de 2008 (Agencia Walsh).- Esta nota tiene más de un año de atraso. Visitamos a "La Gallega de zona norte" en octubre de 2007, poco después del día de la madre. Queríamos una historia de amistad, una historia de vida.
"La Gallega" fue muy amiga de Josefina Salgado, otra madre de la zona norte. La división de las madres no dividió su amistad.
La nota no pudo ser. Circunstancias que no vienen al caso impidieron concretar nuestra idea.

Nisa ya no está. Pero esta sigue siendo una historia de vida, una historia de amistad y lucha.
Para quienes caminamos las calles de la zona norte, a quienes marchamos brazos amarrados; puños apretados; ceños fruncidos contra las injusticias, nunca nos ha pasado desapercibida la figura corpulenta de "La Gallega". Su optimismo, su arenga, su carácter intempestivo, su solidaridad han estado siempre presentes junto a ese tic que durante años afectó su rostro (sacudía la cabeza como diciéndonos que no), en cada conflicto, en cada lucha.
Pero Nisa como casi todas las madres no fue siempre como la conocimos. Hubo un antes y un después. A Dionisia López Amado ese fatal 15 de junio de 1976 no sólo le partió el alma, sino que le cambio toda la vida.
No creemos que antes de ese día se imaginara a sí misma como un referente para todos nosotros. Sin embargo esta mujer que en su Cedeira natal ayudaba a los presos de la guerra civil mientras jugaba a la rayuela; esta mujer que ansiaba llegar virgen al matrimonio y no puteaba porque era pecado; esta mujer parida por su hijo transformó su dolor en lucha, la angustia que apretaba su pecho en puteadas de bronca y la bronca en acción.



"Diga conmigo: hijos de puta"

"Si mi hijo me escuchara. Si mi hijo pudiera volver diría: esta es la voz de mi madre, pero no es ella la que habla, porque yo no puteaba" nos cuenta la Gallega entre risas. "Yo no decía ni mierda.  Fue mi cardiólogo el que me enseño. Tenía problemas del corazón... Y el  me preguntó: ¿Usted putea? No  le dije, yo no digo esas cosas. Vamos, me dice. ¡Diga conmigo hijos de puta! No puedo. Me abrazó fuerte y me dijo: ¡Vamos Dionisia diga conmigo hijos de puta! No puedo, me apretó más fuerte: ¡Vamos diga conmigo hijos de puta! Y de pronto dije: ¡¡Hijos de puta y la puta madre que los re  parió!!
Me abrazó, me besó y me dijo  Va andar bárbaro. En el corazón usted no va a tener problemas, el problema es que usted esta mal."



"Mi papá se suicidó delante de mi madre"

Dionisia López Amado, alias La Gallega de la zona norte nació el 8 de febrero de 1928, en Galicia, en un pueblo chiquito llamado Cedeira.

Gallega ¿Cómo era tu pueblo?

- Cedeira era un lugar maravilloso, un pueblo de pescadores. Mi familia estaba formada por mi papá, mi mamá y yo. Cuando yo nací mi mamá trabajaba de sirvienta, y mi papá se suicidó delante de mi madre y de la mamá de él. Me criaron mis abuelos. Aprendí a leer con mi abuela. Ella estudió la vida de todos los santos. Y con eso yo aprendía. Nunca la vi ir a la iglesia. Fue medio rara la forma en que fui criada. Porque había mujeres que iban al rosario, a la misa, que iban acá, que iban allá. Beatas amarillas, con el rosario en la mano, y el diablo en el cuerpo.

¿Como pasaban el tiempo los chicos en Cedeira?

 A mí nunca me gustaron los libros, lo que sí me gustaba era la aguja. Yo  hacía unas muñecas de trapo preciosas. Les hacía el vestidito. Eso lo aprendí de mi abuela.
Además jugábamos a la chapa, que es la rayuela, a la soga y a las bolitas. Estábamos más tiempo en la playa, que en la casa. Los días feos jugábamos en los portales (en las recovas) para no mojarnos.
También había fiestas muy lindas. Una fiesta por un santo… una fiesta por el otro... Íbamos desde la mañana, llevábamos canastas grandes con un montón de comida. Ahí comíamos y bailábamos. Chicas y chicos íbamos todos juntos.
De adolescentes cada uno tenía su grupo, su barra. Pobre del que viniera a querer hacernos algo, porque venían los chicos a defendernos. No había picardía, había pureza realmente. Eso fue lindo y te deja marcado.



"La playa de mi pueblo era un campo de concentración"

¿Como te enteraste del comienzo de la guerra civil?

 Yo estaba en casa de mis abuelos, en Cedeira. Es increíble, estoy viendo en este momento la carretera por donde venían los camiones llenos de soldados armados y tirando tiros.
Tenía ocho años cuando empezó la guerra.
La playa de mi pueblo era un campo de concentración.  Había dos fábricas de salazón (saladeros de pescado). Una siguió trabajando, la otra fue usada como campo de concentración. Ahí estaban los soldados armados y lo presos que eran todos muy jovencitos. Tenía un alambrado común. Nosotros andábamos jugando por la playa, y los soldados no estaban siempre. Mi abuela me daba un pan envuelto en un trapo. Entonces yo hacia un pozo debajo del alambrado para pasárselo. Yo me fijaba desde lejos y lo agarraban. Ya me conocían....
 Te deja marcada la guerra.

¿Te acordás de alguna anécdota de la guerra?

Había un prófugo de apellido Carrizo, que sabía disfrazarse. Entró al pueblo disfrazado para ver a su mujer. Pudo estar con ella y quedó embarazada. Cuando se le empezó a notar la panza,  ella inventó que se había tenido que prostituir.
Carrizo era un encanto de persona. No andaba armado, era muy inteligente. Alguien lo buchoneó y lo agarraron. Carrizo le dijo a la guardia civil todo lo que habían hecho. Al cabo Torres, mientras lo torturaba, le decía: "A usted en tal fecha, lo vi en tal lugar, y podría haberlo matado. Pero no quise".
El pueblo estaba dividido. Las de perder la llevaban los de mi bando (republicanos). Fue una masacre.

¿Como tomás contacto con las canciones revolucionarias españolas?

Es que allá estaba todo prohibido, y hacíamos todo igual. Estaba prohibido tener una radio. Las canciones pasaban de boca en boca. Mi papá tenía una radio a galena, ahí escuchábamos las cosas que pasaba la resistencia. Estaba prohibido todo, Lorca, Machado. Los conocí de grande, mucho después.



Me casé virgen como un pimpollo.

¿Tuviste muchos novios?

Mi primer novio fue mi marido. Empecé a salir con él como amigos, y de repente tuvo el titulo de novio. Mis padres no me dejaron dejar este novio. Yo quería casarme virgen y de blanco, y de ahí no me bajaba nadie. Si tenía relaciones no podía casarme de blanco. El mal pensamiento de mi madre (que en paz descanse) fue que yo ya había tenido relaciones con este muchacho por estar tanto tiempo. Y no, no. Yo me casé virgen como un pimpollo. Porque no hacerlo era un pecado mortal.

¿A que edad te casaste?

Me casé a los 24 años.
A  este muchacho yo no lo quería, pero ya era una costumbre. Mi marido no estaba enamorado de nadie, él quería venir a la Argentina y supo que mis padres se venían.
Ellos nos querían traer pero casados. Yo prefería quedarme allá con la tía Josefa.

¿Se casaron y se fueron inmediatamente a la Argentina?
No. Mis padres nos dejaron un pisito alquilado, y fuimos a pasar la primera noche. Al otro día vino mi madre a buscar la ropa sucia. Llevó las sábanas manchadas a casa de su hermana, y le dijo: "¿que le hice a mi hija?".  Era el mandato de aquella época. El mandato materno.
 En el año 1952 mis padres nos pagaron el pasaje a los dos para venir al país. Vine con un bebé de cinco meses en brazos. Antonio nació en Galicia. Nos instalamos en el Delta del Tigre.
¡Lo que yo lloré en esa isla! ¡Extrañaba todo!



Cuando me levantó la mano se me reviró la gallegada.

¿Porque te separaste?

Yo me separé de mi marido después que nació mi hija Rosaura. Era modista, conseguí trabajo en swixtil que estaba en la calle Moreno. La prueba que me hicieron para entrar consistía en  una caja llena de botones, que los tenia que agrupar por color. Fui muy rápida, y me pusieron para hacer ropa fina. Cuando me separé conserve ese trabajo.
A mi marido el alcoholismo se lo toleré, pero cuando me levantó la mano se me reviró la gallegada. Le dije: "nunca me pegó mi padre, y juré que nunca ningún hombre me iba a pegar", que ningún hombre me iba a maltratar. "¡Me tocas y te mato!", le dije. Y así fue la cosa, nos separamos. El se fue a un hotel en capital. Y mis viejos me pusieron una prefabricada en un terreno prestado. Ya no estaba en swixtil, pero cocía en mi casa, y mis viejos me ayudaban.



El segundo hombre de mi vida

¿Te enamoraste de otro hombre?


Julián, el dueño del terreno tenía un aserradero, y venia a almorzar cuando todavía estaba con mi marido, después que me separé siguió viniendo, y ahí nació una nueva pareja. Era una persona tan educada y tan dulce, que yo sin darme cuenta me fui enamorando de él.
Con Julián fui a convivir pero a medias, él se quiso separar de la mujer, pero ella no quiso, porque había una casa, había plata, bienes de por medio. Poco a poco, que no es una cosa de hoy para mañana, nos fuimos enamorando.
Después de un tiempo me dijo: "Mami, no me gusta que trabajes"; pero yo le contesté que no, que no me gustaba ser una mantenida. Él me dijo: "no una mantenida no, eres mi vida, la mujer que yo amo, eres merecedora de todo… Tenemos que buscar un terreno por aquí que te guste", y bueno, así salió este terreno. Y yo no trabajé más; pero él realmente fue un ser muy querido, muy querible, yo fui muy respetada. Y fue el segundo hombre en mi vida y el último. Julián murió un año después de que desapareció Antonio, en el 77, iba a la plaza conmigo.



Antonio

Antonio Adolfo Díaz López, el hijo mayor de Nisa, nació en el barrio Carrido en Ferrol, Galicia, el 5 de febrero de 1952. Fue militante del PRT, y junto a su compañera, la enfermera Stella Maris Riganti, realizaba trabajo político social, en la villa La Cava de San Isidro. Los dos fueron secuestrados de su casa en San Fernando el 15 de junio de 1976. La última vez que vieron a Antonio con vida fue esa noche, entrando por la puerta cuatro de Campo de Mayo.

¿Cómo elegiste el nombre de tu hijo?

Antonio le puse por Antonio Machado.


¿Cómo era Antonio?

Cuando Antonio no quiso estudiar, entonces yo le dije: "No quieres estudiar, a ver que trabajo te encuentras". Él dijo: "Aquí hay un taller mecánico". Así que le compré dos overoles azules, y después empezó a estudiar fotografía.  Cuando él era adolescente, se fue a San Clemente a trabajar de fotógrafo y allí cumplió los 18 años.
 No estoy arrepentida de nada de lo que mi hijo ha hecho, al contrario, estoy orgullosa de él, tenía un corazón de oro. Mi hijo y mi nuera iban a la villa La Cava, trabajando los dos, ella era enfermera en el Hospital Salaberry, él trabajaba en la empresa Dim. Al morir mis padres, se fueron a vivir a la que era su casa, en San Fernando, no había agua potable, ni asfalto pero no importaba, se fueron a vivir allí de donde se los llevaron después.

¿Vos sabías de la militancia de ellos?

Yo sabía que él militaba en el PRT. Él tenía un mimeógrafo y  aquí imprimían "Estrella Roja" y le traían "El Combatiente". Yo le hice un delantal para cuando hacía cosas.
Mi hijo me dijo cuando le pedí que dejara de militar: "Yo esto lo hago por vos, por mi hermana y por toda la gente que está mal. Tenemos que cambiar este país, este sistema."
Ellos querían cambiar el sistema por un sistema más equitativo.
Yo guardaba todos los pedacitos de jabón, pedazos de jabón chiquititos, en un tachito. Mi nuera venía a buscarlos y con eso en un fuentón o lo que tuvieran allá en la villa  les enseñaba a esterilizar los pañales. Ponía el jabón, el agua, mandaba los pañales, como decía mi nuera: "Algunos son trapitos", pero los trapitos también tienen que ser esterilizados. No les permitía que los pusieran en el campito, después los enjuagaban bien y soga y broches.



Dos Nisa distintas

¿Vos tenías militancia política?

Desde antes que desapareciera Antonio, yo fui siempre zurda; nuca fui comunista, fui más socialista. No leía los diarios, estaba mucho en el trabajo, en la casa. Yo realmente empecé a aprender cosas a partir de que mi hijo Antonio desaparece el 15 de Mayo de 1976.
Aquella Nisa  y esta son dos completamente distintas. Aquella Nisa era una chica educada, sumisa, buenita, obediente. A mi se me reventó la gallegada con la desaparición de mis hijos. Ahí fui otra Nisa distinta.

¿Cómo te enteraste de su desaparición?

Me enteré porque vinieron los vecinos de San Fernando a buscarme.
Rompieron todo. Se llevaron hasta el colchón de la casa de los chicos. ¿Tan pobres eran los que se los llevaron? Se llevaron dos bolsos con cámaras y  teleobjetivos que mi hijo tenía. Se llevaron todo los que les sirvió y lo que no, lo dejaron mojado, tirado en el agua que había ahí. Era de madrugada, me tomé un remís a la comisaría de San Fernando, fui con mi hija. Me enteré por el remisero, que la noche antes, hubo un operativo. Habían cortado la ruta con barreras y no se podía estar cerca.
Tiraron gas lacrimógeno en la casa, reventó ahí adentro. Yo lloraba, era el llanto que yo tenía, pero además, me ardían los ojos, tenía que ir afuera a mojarme. Cuando fui a la comisaría de San Fernando estaba con mi hija que no me dejaba ni a sol ni a luna, ella estaba por cumplir 15 años, tenía preparado todo para la fiesta, se la había organizado el hermano, pero después ya no pudo ser.


Si Antonio estuviera aquí. Con todo lo que ha pasado. ¿Qué pensás que te diría?

Me diría que no hay que aflojar, que lo que se está haciendo, está bien hecho, aunque hay muchas cosas que no nos dejan hacer. Que hay que seguir adelante.
Diría tengo una madre de primera. Yo sé que pensaría así.



Al principio éramos muy ingenuas.

¿Cómo entraste a Madres de Paza de Mayo?

Yo estuve primero en Familiares. Los de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre prestaban el lugar. De allí salió la idea de unirnos.
El Ministerio del Interior estaba frente a la Paza de Mayo. Allí íbamos todas. Había madres que hacían cola desde la madrugada para entrar. Ahí fue donde se empezó a hablar de la Plaza de Mayo. Ya no como ronda, sino de reunirnos ahí.
Estábamos en el Ministerio y alguna dijo por qué no vamos a la Plaza de Mayo a reclamar. Después mandaron el Ministerio del Interior a la calle Moreno. En la calle Moreno nos convocamos todas. Una vez allí la cola de las madres daba una vuelta tremenda. La gente preguntaba: "¿Qué pasa? ¿Qué pasa?" Y nosotras les decíamos quienes éramos y por qué estábamos. La policía quiso desalojarnos pero no hubo caso.

Luján
El pañuelo vino para la peregrinación de Luján. Reina Diez, una compañera de La Plata, profesora, era una mujer, un encanto de persona. No dabas un peso por ella porque era un despelote andando. Reina Diez dijo: "¿Cómo nos identificamos?" Algunas decían; "¡Y si llevamos un clavel! ¡Y si llevamos otra cosa o algo clavado en la solapa!"  Reina Diez dijo: "¿y si llevamos pañuelos blancos como símbolo del pañal de nuestros hijos"?
Hay una madre que todavía usa el pañal de la hija.
Yo me compré un pedazo de género blanco, hice mi pañuelo, iba sin nombre, Después algunas los bordaron o lo pintaron con fibra.
A Luján, no quiero mentir, pero dos mil creo que fueron seguro. Gente de un montón de lugares. Nosotras salimos de San Isidro con los micros. Llevábamos comida y las pancartas. Cuando bajamos allá sacamos las pancartas, había mucha gente, y vinieron unos chicos muy amorosos a ayudarnos. Cuando nos quisimos dar cuenta, habían desaparecido con el cartel. ¡Eran servicios! Porque al principio éramos muy ingenuas, después nos fuimos avivando un poco, pero al principio éramos muy ingenuas.



La amistad que superó las diferencias.

Josefina Salgado, es también madre de Plaza de Mayo. Ella y Nisa, se conocieron durante la negra noche del proceso. Con la llegada de la democracia y la división de las madres,  Nisa eligió continuar la lucha en Madres Línea Fundadora, Josefina en cambio prefirió la Asociación. La amistad entre ellas,  a pesar de las diferencias se mantuvo firme.


¿Cómo conociste a Josefina?

A josefina la conocí hace años, como a todas. No me acuerdo bien el momento, pero siempre me cayó bien. Es una mujer con una inteligencia, con una sabiduría bárbara. En lo que nos parecemos con ella es en no sentir odio. Ni ella siente odio, ni yo siento odio.
Debe ser por eso que estamos tan tranquilas. Me siento en paz conmigo misma. Me siento en paz con los chicos.
Me llegó el caso una madre a la que le entregaron el féretro del hijo. Ella quiso verlo. Hasta las córneas le habían sacado al hijo. Esa madre era Josefina. Se me puso la piel de gallina, me agarró una angustia…

¿Qué te gusta de Josefina?

Josefina tiene una entereza hermosa. Realmente es una mujer muy preparada. La educación de Josefina es fabulosa. Tiene un espíritu hermoso.
En la plaza fuimos gestando la amistad. Cuando se dividieron las madres, yo me fui con Línea fundadora, ella se quedó con Hebe. Eso no hizo mella en nuestra relación.  Ella iba a la plaza, yo iba a la plaza. Ella con Hebe y yo con Línea Fundadora, pero nos veíamos y nos saludábamos: "Hola como estás", porque como ella siempre dice "yo no tenía que discriminar a nadie, si salimos todas del mismo lugar".  Ella escribía una poesía o algo y te la llevaba a la plaza.
Después ella tenía mi teléfono, yo el de ella. Y de repente ella mi llamaba y decía: "Nisa, escribí tal cosa" y me la leía. Ella que escribía cosas tan lindas.

Ella una vuelta me decía "de última yo lo pude enterrar…" y es cierto. Yo hubiera querido aunque sea tener ya no el cadáver, sino los huesitos de mi hijo y de mi nuera para enterrarlos.




Pensamientos

Supongamos que  es tu cumpleaños. En febrero cumplís 80 años. Pedí un deseo en voz alta.

Que no haya más niños con hambre. Ellos no tienen la culpa de haber venido a este mundo. Un país que se precie de democrático tiene que cuidar a la niñez y a los ancianos.


Nombrame algunos personajes que sean modelo para vos.

Carlos Slepoy, porque estando en Madrid ha luchado siempre por la justicia en Argentina. Porque un hijo que se adopta se quiere como si lo parieras. Y un país que adoptas es el tuyo también.

Osvaldo Bayer, porque con "La Patagonia rebelde" ya se pasó.  Él es un escritor e historiador maravilloso.

Pedro.  Lo quiero como si fuera mi hijo y a  Slepoy también.




Qué mis cenizas vayan al río

Paradójicamente y sin que se lo pidiéramos Nisa nos empezó a hablar de la muerte. No porque ella pensara que estuviese próxima. Nisa, aunque con algunos achaques, desbordaba de vida. Tal vez, el tema salió producto de recordar a algunas de las madres ausentes como su amiga Carmiña. 



"Ella quería que sus cenizas las tiren al mar. Pero no tuvo en cuenta las distancias, entonces yo le dije a Nicolás: tu abuela dijo el mar pero no pensó las distancias. Entonces fuimos a la costanera. Vinieron dos gaiteros. Era un entierro bien gallego.
 En Galicia la gente de plata lleva dos o tres gaiteros. Con el cajón al hombro hasta el cementerio... Y dije: ¿No es cierto, Carmiña, que estoy teniendo razón?"  Porque para mí me estaba escuchando. Así que fuimos, con dos gaiteros y lloró tanto la gente. Yo también lloré. A Carmiña la lloré mucho.
La costanera llena de gente. Los gaiteros tocando, y la gente con lagrimones en los ojos. Y ahí tiramos las cenizas al río. Y yo también voy a ir al río.
Yo quiero ser cremada, que mis cenizas vayan al río, y naveguen por otros lugares.  Ellos (los cuerpos) ya estuvieron encerrados, cuando se mueren siguen encerrados.



Nisa, El gallo rojo.

Para finalizar la entrevista le pedimos que cante "Los dos Gallos", y así fue como lo hizo, a capella, y al terminar la canción, se la dedicó a su amiga Josefina.

Así que para terminar  y como la frutilla del postre va la letra y el link a la página donde subimos el video de la querida Nisa cantando este tema.



Los dos gallos (o Gallo rojo, gallo negro)

Cuando canta el gallo negro
es que ya se acaba el día.
Si cantara el gallo rojo
otro gallo cantaría.

Ay, si es que yo miento,
que el cantar que yo canto
lo borre el viento.
Ay, qué desencanto
si me borrara el viento
lo que yo canto.

Se encontraron en la arena
los dos gallos frente a frente.
El gallo negro era grande
pero el rojo era valiente.

Se miraron a la cara
y atacó el negro primero.
El gallo rojo es valiente
pero el negro es traicionero.

Gallo negro, gallo negro,
gallo negro, te lo advierto:
no se rinde un gallo rojo
mas que cuando está ya muerto.

1 comentario:

Julia Elena Gonzalez dijo...

hola mi nombre es julia Elena Gonzalez y en mi dedicar de ayudar al que menos tiene, me encotre con un persona con la cual comenzamos a charlar, el y su familia... muy marginados pero con muchas ganas de salir adelante, me conto que fue uno de detenidos la noche del 15 de mayo del 76 y vivio junto a otros la pesadilla que a partir de ese momento hijos de puta sin escrupulos, mataba y abusaron de sus amigos entre ellos se encontro Antonio hijo de Dionisia me gustaria ver como colaboramos con este compañero que se encuentra tan mal. desde ya muchas gracias por permitir estar.