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lunes, 27 de febrero de 2012

LAS CIENCIAS NATURALES Y LA DIDÁCTICA GENERAL. Cuarta parte

Autoras/es: Agustín Adúriz Bravo, María Laura Eder*
(Fecha original del artículo: s/d) 


CIENCIAS SOCIALES Y CIENCIAS NATURALES
Dado que el objetivo de nuestro trabajo requiere ubicar elementos que caracterizan a las ciencias sociales y a las naturales, resulta de interés realizar algunos señalamientos acerca de sus semejanzas y diferencias. Haremos un breve recorrido por algunas de las posiciones que las revisan .
Por una parte, nos encontramos con teóricos de distintas extracciones que plantean algunos puntos de similitud. En un trabajo sobre la epistemología de las ciencias humanas, Jean Piaget (1972) toma dos aspectos sobre los que considera que no pueden oponerse las ciencias naturales de las ciencias del hombre:
método y campo.
Así: [En relación a los métodos,] parece imposible introducir una oposición entre las ciencias del hombre y las ciencias naturales, ni desde el punto de vista de la experimentación, ni desde el del cálculo o el de la deducción. En el caso de las ciencias naturales, la experimentación es general, salvo en dos tipos notables de excepción: el de las matemáticas o ciencias derivadas (mecánica relacional y física matemática, por oposición a teórica), porque se trata de disciplinas deductivas, y el de la astronomía y el de la geología, porque la escala de los fenómenos con respecto al observador, prohíbe que éste modifique aquéllos. Sin embargo, en el caso de las ciencias del hombre, la experimentación es más limitada que en las ciencias naturales, pero debido a las mismas razones. Allí donde ella es posible, como en psicología y en fonética experimentales, o en cibernética (en la cual un modelo material tan pronto puede fracasar como resultar exitoso), obedece a las mismas reglas que en biología, para dar un ejemplo (...). En los casos en que la experimentación no interviene, es porque se trata de disciplinas deductivas, como la lógica, o porque la escala de los fenómenos impide su manipulación (sociología, lingüística, buena parte de la economía, la demografía, etc). (pp. 183 y 184) Nos interesa recuperar esta reflexión, a pesar de las objeciones que pueden hacérsele (Eder, 1998), para mostrar como, desde posiciones epistemológicas diferentes, aparece la preocupación por acercar las distintas ciencias. Por otra parte, en relación a los campos que abarcan las ciencias del hombre, Piaget continúa: El hecho notable que se opone a toda separación radical con las ciencias naturales radica en que no hay una sola de aquéllas que no termine por extenderse hasta el terreno de éstas, en tanto que las generalizaciones de las segundas interesan cada vez más a las primeras. (p. 185) .
Karl Popper (1973), por su parte, caracteriza su teoría acerca de la unidad del método en las ciencias del siguiente modo: a) El método de las Ciencias Sociales, al igual que el de las Ciencias de la Naturaleza, radica en ensayar posibles soluciones para sus problemas (y Se proponen y critican soluciones. En el caso de que un ensayo de solución no resulte accesible a la crítica objetiva, es preciso excluirlo por no científico, aunque sólo provisionalmente .
b) Si es accesible a una crítica objetiva, intentamos refutarlo; porque toda crítica consiste en intentos de refutación .
c) Si un ensayo de solución es refutado por nuestra crítica, buscamos otro .
d) Si resiste la crítica, lo aceptamos provisionalmente; y desde luego, lo aceptamos principalmente como digno de seguir siendo discutido y criticado .
e) El método de la ciencia es, pues, el de la tentativa de solución, el del ensayo (o idea) de solución sometido al más estricto control crítico. (...) f) La llamada objetividad de la ciencia radica en la objetividad del método crítico; lo cual quiere decir, sobre todo, que no hay teoría que esté liberada de la crítica, y que los métodos lógicos de los que se sirve la crítica (...) son objetivos. (p.) Mary Hesse (1980), epistemóloga británica, plantea cinco aspectos con los que podemos hoy caracterizar simultáneamente a las ciencias naturales y las humanas, desmarcándose así de una posición epistemológica secesionista (Estany, 1993) común en el pasado reciente: 1. Los datos son inseparables de la teoría; lo que cuenta como datos es determinado a la luz de alguna interpretación teórica, y los hechos empíricos están reconstruidos en el seno de la teoría (Izquierdo y Adúriz-Bravo, en prensa) .
2. Las teorías son formas paradigrnáticas de “ver” los hechos .
3. Las relaciones nomológicas en los datos empíricos son internas; lo que cuenta como hechos está constituido por lo que la teoría dice sobre sus interreaciones con otros hechos .
4. El lenguaje de las ciencias naturales es irreductiblemente metafórico e inexacto; es formalizable sólo a costa de una distorsión de la dinámica histórica de la ciencia .
5. El sentido que damos al mundo está determinado por la teoría, y se desprende de la coherencia teórica, más que de la correspondencia con los hechos .
Por otra parte, podría pensarse que en la actualidad se está produciendo un cambio en las ciencias naturales que las aproxima a las ciencias humanas. Quizás sea uno de los factores de este cambio el desarrollo de la llamada
teoría del caos. Esta teoría, junto con el principio de indeterminación y la emergente perspectiva de la complejidad, merecen un párrafo especial .
A principios del siglo XIX, el mecanicismo basado en una interpretación estrecha del determinismo newtoniano inició un período de apoteosis y contribuyó a asentar la opinión según la cual “en el universo no ocurría más que el desarrollo inexorable de la causalidad férrea, de modo que la situación en cada momento era la única posible tras la que había en el anterior y daba paso, a su vez, a otra única siguiente” (Fernández Rañada, 1990: 5) .
Pero Fernández Rañada plantea tres
rupturas de este paradigma mecanicista, que se va sustituyendo: 1. Por el de los sistemas complejos con muchas variables, tantas que resulta imposible seguir la traza de cada una de ellas y hay que recurrir al empleo de promedios y de leyes probabilísticas .
2. Por el de los sistemas cuánticos, como los átomos, moléculas, núcleos o partículas elementales, cuyas leyes son de naturaleza distinta de las de Newton .
3. Por el de los sistemas caóticos, que tienen un comportamiento muy complejo, a pesar de que presentan aspecto simple y pocos grados de libertad; son a la vez deterministas e impredictibles. (1990: 5) La visión determinista se modificó con la enunciación del
principio de indeterminación, por el físico Werner Heisenberg, como ramificación de sus trabajos en mecánica cuántica .
Pero además de las consecuencias de este principio, los sistemas dinámicos de comportamiento caótico contribuyen a una nueva visión de ‘un mundo probabilista, en la que se imbrican y entreveran cadenas causales deterministas que terminan cuando se destruye totalmente la cantidad de información sobre el estado inicial. (...) De este modo, orden y caos, determinismo y probabilidades se juntan y complementan en un mundo que resulta así más complejo y rico que la visión fría del mecanicismo y cuyo comportamiento se sigue de la acción íntimamente ligada de azar y necesidad” (Fernández Rañada, 1990: 8) .
Por su parte, Luffiego et al. (1994) plantean: En palabras de Prigogine y Stengers (1983): (...) las ciencias de la naturaleza se han liberado de una concepción estrecha de la realidad objetiva, que cree que debe negar en sus principios la novedad y la diversidad en nombre de una ley universal inmutable .
Se han liberado de una fascinación que no representaba la racionalidad como cerrada, el conocimiento como en vías de terminación. Están, desde ahora, abiertas a lo imprevisto, del cual ya no hacen el signo de un conocimiento imperfecto, de un control insuficiente. Desde ahora, se han abierto al diálogo, con una naturaleza que no puede ser dominada con una mirada teórica, sino solamente explorada, con un mundo abierto al cual pertenecemos, en la construcción del cual participamos (...). Ha llegado el momento de nuevas alianzas, ligadas desde siempre, durante mucho tiempo desconocidas, entre la historia de los hombres, la historia de las sociedades, de sus conocimientos y la aventura exploradora de la naturaleza” .
Por estos motivos, la nueva ciencia, la ciencia de la complejidad, deberá poner en marcha una nueva metodología, a la cual Morin (1984) denomina transdisciplinar, que, sin negar las particularidades de las distintas disciplinas, establezca un diálogo entre las mismas y aborde problemáticas con presupuestos epistemológicos menos ambiciosos que los positivistas y con criterios metodológicos holísticos e integradores .
(p. 92) .
El surgimiento de la teoría del caos y de esta llamada “ciencia de la complejidad” parece abrir nuevas perspectivas para pensar las relaciones entre las ciencias sociales y las ciencias naturales y, por lo tanto, entre la didáctica general y la didáctica de las ciencias naturales. Dentro de estas perspectivas, la disolución parcial de los límites entre las diversas disciplinas enfocadas sobre la enseñanza y sobre las ciencias, y el abordaje de problemas desde ejes transdisciplinares, parecen abrir un campo prometedor para la investigación didáctica .
 


* Centro de Formación e Investigación en Enseñanza de las Ciencias. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires, aula 14, pabellón 2, Ciudad Universitaria. (1428) Buenos Aires, Argentina, e-mail (primer autor): mleder @filo.uba.ar

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