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miércoles, 28 de marzo de 2012

Cuentos para la diversidad: 18. Mi amigo Vania

Autoras/es: Esperanza Mendieta (*)
(Fecha original del libro: 2005) 
Relato recomendado para niños/as +6
Me llamo Teresa, vivo en Madrid, tengo el pelo negro y siempre estoy morena porque todos los días bajo al parque con Vania y su mamá.
Vania es mi mejor amigo. La semana pasada cumplió 6 años, como yo.
Es rubio y tiene los ojos tan azules que parecen dos cachitos de cielo.
Nació en Rusia, que es un país que está muy lejos. Allí, en invierno, siempre hay nieve por las calles.


Hace tres años, su mamá fue a buscarlo en avión y cuando lo vio se echó a llorar. Vania no sabía que era su mamá y, al principio, le daba mucha vergüenza estar con ella. Y eso que le llevó un estuche enorme con muchas pinturas, y acuarelas y rotuladores. Porque a Vania lo que más le gusta en el mundo es dibujar.
Su mamá se llama Alejandra, es rubia como él, y tiene el pelo rizado y largo. Hace un bizcocho de limón tan rico que no paras de chuparte los dedos.
Su mamá le hablaba en español pero él no se enteraba de nada. ¡Vania hablaba en ruso! Así que a mi amigo le entró la risa y a su mamá también.
Su mamá lo abrazó y él se dio cuenta de que se lo iba a llevar.
Entonces cogió el estuche y se echó a correr.
Su mamá fue a verlo más días, y siempre le regalaba algo: un jersey, unos calcetines del pato Donald, un puzzle… El segundo día, su maestra, que sabía español, le traducía lo que decía su mamá. Y así se ente
ró de que en el avión le darían cacahuetes y un cuento para colorear.
Otro día su maestra le dijo que en Madrid tendría un cuarto para él solo. Eso le gustó mucho a Vania, porque en Rusia su cuarto era muy grande y estaba lleno de camas y de niños. Un día le preguntó a su mamá si podría pintar en la cama y su mamá le dijo que sí, que naturalmente.
Y la primera palabra que aprendió Vania en español fue ésa: “naturalmente”. Y ahora cuando quiere decir sí, dice “naturalmente”.
Una mañana hizo la maleta y se fue con su mamá en avión. Cuando aterrizaron les esperaba en el aeropuerto su mami. Y es que Vania tiene dos mamás. Una es su mamá y la otra es su mami. Las llama así para que no contesten siempre las dos a la vez.
Su mami se llama Diana, es morena y sabe coser de maravilla. En Carnaval y en Nochevieja le hace unos disfraces estupendos. Este año Vania se ha vestido de pirata, con un parche en el ojo y todo.
A mí me gusta mucho ir a casa de Vania. Nunca nos aburrimos. Jugamos a mil cosas: a esconderse, a hacer bombones, al ordenador, a un libro que tiene dentro muchos juegos, a la casa de muñecas de cuando su mami era pequeña y que es muy bonita, a pintar en un caballete como los pintores de verdad… Y es que en su casa jugamos a todo, a todo. Mi mamá dice que no nos aburrimos porque estamos juntos.
En verano, mi mamá y su mami se turnan para llevarnos a la piscina.
Y en invierno, su mamá y mi papá nos llevan a un centro comercial 
donde hay un sitio con bolas para jugar. A veces vamos todos juntos, o sea, mis papás y sus mamás, y entonces es cuando mejor nos lo pasamos.
Vania es el mejor de mis amigos. En el cole siempre se pone a mi lado en el comedor. Si algún niño me tira de las coletas, él les dice cosas en ruso. Un día me confesó que todas las palabras en ese idioma se las inventaba. Ya no se acordaba más que de “spasiba”, que significa “gracias”.
Su mami se dio cuenta de que, al final, no sabría ni dar las gracias, así que contrató a un señor ruso para que le hablara en ruso un día sí y otro no. A veces, ese señor me habla a mí, pero ¡no me entero de nada! Yo creo que cuando sea mayor me casaré con Vania, o con Rebeca, que es mi mejor amiga. Otro día ya te contaré cosas de ella. 


 (*) Extraído de:
Colección Cuentos para la diversidad. COGAM. Colectivo de Gays, Lesbianas y Tansexuales de Madrid

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