En Pizarras y Pizarrones hemos desarrollado un trabajo de campo cuyo objetivo es analizar las preferencias en lecto-escritura de nuestros lectores, así como las nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. Les hemos pedido su colaboración para completar una pequeña encuesta anónima que como máximo les insumiría 10 minutos. Agradecemos su participación! La encuesta cerró el 31-08-17 y en unos pocos días publicaremos sus resultados...

sábado, 24 de marzo de 2012

JUGAR Y JUGARSE... I- JUGAR Y JUGARSE (Mariano Algava) 3- A

Autoras/es: Sistematización del Equipo de Educación Popular “Pañuelos en Rebeldía”, Realizada por Mariano Algava. Ilustraciones del libro: Emilio Saad. Coordinación Editorial: Claudia Korol. Tapa: Beto Palavecino. Ediciones América Libre.
(Fecha original: Octubre 2006)

3. LA DIMENSIÓN LÚDICA DE LA EDUCACIÓN POPULAR
“Nosotros aquí como educadores y educadoras o somos un poquito locos o no haremos nada. Si, sin embargo, fuéramos solamente locos nada haríamos tampoco. Si fuéramos solamente sanos también nada haríamos. Sólo hay un camino para hacer algo, es ser sanamente loco o locamente sano.”
Paulo Freire
“Para jugar bien hay que apasionarse. Para apasionarse hay que salir del mundo de lo concreto. Salir del mundo de lo concreto es introducirse en el mundo de la locura. Del mundo de la locura, hay que saber entrar y salir. Sin introducirse en la locura no hay creatividad. Sin creatividad uno se burocratiza. Se torna hombre concreto. Repite palabras de otro.”
Eduardo “Tato” Pavlosky
En la educación popular, lo lúdico, no pasa solamente por la utilización de técnicas participativas. Descubrir y descubrirnos, en los vínculos y en las matrices de aprendizaje viciadas de los valores del capitalismo, y disponernos a la construcción de nuevas relaciones, de nuevos saberes, de nuevas subjetividades, que involucra el construir creativamente con otros, constituye una actitud lúdica. Implica comprometerse con nuevas reglas consensuadas, supone un “hacer”13 sobre la realidad que transforme y acerque esa realidad a los sueños, todo esto implica un desafío, implica desarmar para volver armar creativamente, significa un aventurarse, en definitiva se trata de un verdadero hacer lúdico.
Hacer lúdico que desafía lo instituido, lo burocrático, lo dogmatizado y que propone el movimiento, la construcción, el debate, la tolerancia, la confrontación dialéctica, la incompletud, la creatividad.
La creación solo es posible en el juego, en ese espacio transicional14 que no es ni el mundo interno (fantasías, sueños, etc), ni el mundo externo, pero en el que ambos están involucrados. Es en ese espacio de juego donde los elementos se combinan, se sintetizan en formas nuevas, superadoras.
13 “El jugar tiene un lugar y un tiempo. No se encuentra adentro, tampoco está afuera. Para dominar lo que está afuera es preciso “hacer” cosas, no solo pensar o desear. “jugar es hacer” D.W.Winnicot, “realidad y juego” Ed. Gedisa, Bs. As. 1972
14 Poseemos tres estados de experiencia humana, observamos primero la realidad exterior y el contacto del individuo con ella en términos de relación de objeto. Observamos ahora la realidad psíquica interior y en contraste con las dos realidades enunciadas sugiero, la tercera zona, en términos de la tercera manera de vivir (donde está la experiencia cultural o el juego creador) zona del juego, que se ensancha en el vivir creador y en toda la vida cultural del hombre.
He usado la expresión experiencia cultural como una ampliación de la idea de fenómenos transicionales y del juego. Resulta útil pensar en esta tercera zona de la vida humana, que no está dentro del individuo, ni fuera. Puede verse ese vivir intermedio como si ocupara un espacio potencial y negase la idea de espacio. (Winnicot.)
Los que viven la realidad como algo inmóvil, se vinculan a ella en una relación de acatamiento, piensan que solo es posible adaptarse a ella. El acatamiento involucra una sensación de inutilidad de la persona en el mundo, en definitiva, la vida no es sentida como desafío, como espacio de dignidad, que merece ser vivido. Los conservadores, los desesperanzados, no ven en la vida la aventura, son incapaces de entrar en ese espacio donde realidad y sueños son materia prima de nuevas relaciones, nuevas significaciones.
El vivir creativamente, transformando el mundo en el encuentro con el mundo, implica una actitud saludable, que disputa la naturalización de las condiciones de opresión, que no niega la indignación y la vuelve motor de la transformación. Saludable, porque vence a la alineación.
El “jugarse”, estar dispuesto a confrontar, a dejarse transformar, es arriesgar . Arriesgar, es asomarse al vacío de lo desconocido y dar el salto, aventurarse a crear.
“...Toda la gente que me dicen que no hacen nada por la transformación, porque la transformación tiene en sí este riesgo, yo digo, esta es la mejor manera que tú tienes de no hacer nada porque en cualquier momento, si existo, me arriesgo...” (Paulo Freire)
En un taller de educación popular, alguien dijo: “educación popular es abrir la puerta para ir a jugar-se”y esta frase simboliza un montón de cosas.
Salir a jugar, abrir la puerta de los corralitos que nos imponen, que quieren adoctrinar nuestros sueños, nuestras ideas y nuestra producción.
Abrir la puerta a la risa, a la alegría. Porque venimos de procesos excesivamente serios, de donde el juego, la expresión libre y la alegría, escaparon.
Jugar y jugarse hablan de andar por un camino que se va construyendo con otros y otras con clara dirección, pero incierto destino, habla de un impulso lúdico motorizado por la esperanza.
El sistema nos propone el juego como embudo de saberes, en la escuela, en los planes de desarrollo local, inclusive en propuestas participativas , sociales, de carácter asistencialista, donde se ha cambiado el “la letra con sangre entra”, por “la letra con juego entra.”
Para la ed. Popular, el juego surge como consecuencia de un proceso de libertad y de su proyecto político creador y desafiante, no es una propuesta de “divertido adoctrinamiento”.
Me cuesta pensar en una revolución que no sea también, una revolución lúdica, ya que ningún lugar al que nuestra imaginación pueda llegar alcanza para revolucionar tanta miseria, tanta muerte, tanta burocracia. Los esperanzados con la insurrección de la ética y de la justicia, tendremos
necesariamente que ser creativos, arriesgadas, locos, apasionadas, para poder “jugarnos” y avanzar hacia aquello que nunca ha sido.
Asumir riesgos, en todo sentido, al ridículo, a ser separado del rebaño, a perder las comodidades y las seguridades. Jugarnos, hacer una elección de clase, una elección ética, una elección de transitar el camino mas difícil, una elección de atravesar el dolor de reconocernos penetrados por el opresor y elegir expulsarlo aunque esto implique un grado de sufrimiento. Dice Freire: “La liberación es un parto. Es un parto doloroso. El hombre y la mujer que nacen de él es un hombre nuevo y una mujer nueva, que solo son viables en la y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que en última instancia, es la liberación de todos y todas.”15
La mujer y el hombre nuevos, en su proceso de constituirse como tales, le disputan las significaciones y los valores al orden instituido por el sentido común. Significaciones que son construidas en conjunto y no “acatadas”, no repetidas de manuales, sino rescatadas de los sueños y de la práctica de los colectivos populares. Esta acción de resignificar, resimbolizar aspectos de la realidad, está cargada de un goce que pertenece a las experiencias infantiles de juego, cuando por ejemplo cualquier objeto puede convertirse en un juguete, de hecho esta cualidad de resimbolizar constituye la actitud lúdica.
Para el sentido común hegemónico, regido por los valores del mercado, del patriarcado, por la subjetividad privatista, mercantilizada y el individualismo, el juego se opone al trabajo. Es una conducta residual, destinada a los sectores de la población que no producen, como los niños y los ancianos, menospreciando el aspecto generacional y también al juego. En el mejor de los casos se lo transforma en una herramienta para imponer contenidos.
Para nosotros y nosotras, el juego subyace a toda conducta transformadora y creadora (arte, pensamiento, el trabajo) Entendiendo al factor lúdico como el impulsor del vínculo entre las personas y su entorno, el factor desequilibrante de donde brota la cultura humana16. Basta conocer las experiencias de recuperación de fábricas, de reinvención de vínculos y participación de las asambleas, y de varios espacios militantes que reinventas formas nuevas de la política, colectivos artísticos que ganan la calle, los escraches, los cambios de nombres a las calles y a las
15 Freire Paulo, “pedagogía del opriido” ed. Tierra nueva, Montevideo, 1970
16Los animales no esperaron la presencia humana para empezar a jugar. “El juego es mas viejo que la cultura”, a partir de esta frase del “homo ludens” Johan Huizinga desarrolla la idea de que la cultura humana brota del juego y es juego, y se desarrolla jugando.
Partiendo, de esta hipótesis, Huizinga analiza las expresiones mas primitivas de la civilización: el derecho, el saber, la poesía, el arte, la filosofía, encontrando en ellas el impulso lúdico.
estaciones, los juicios populares, etc. espacios creadores de una nueva cultura, que rechazan el pensamiento único y las viejas estructuras.
En la raíz del impulso lúdico está la tendencia a ensayar combinaciones nuevas, a explorar con el cuerpo, con la mente, con la sensorialidad, con el intelecto, lo no previsible, lo soñado, lo novedoso. Es por eso que jugar constituye una fuerza y una actitud inseparables de todo intento de transformación. Lo importante de este impulso resulta que en esta dinámica creadora de cultura, también se crean los nuevos hombres y mujeres. El juego, el vivir creador, la experiencia del hacer lúdico sobre la realidad, desempeña un papel fundamental en la constitución de la subjetividad.
Desarrollar y desarrollarnos en procesos creativos, y “seriamente lúdicos”, implica ir asumiendo el derecho de transformar el mundo.
“El educador es también artista: él rehace el mundo, él redibuja el mundo, repinta el mundo, recanta el mundo, redanza el mundo” (Paulo Freire)

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