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martes, 26 de noviembre de 2013

Derechos Humanos en los adultos mayores

Autoras/es: María Mercedes Rementería
(Fecha original del artículo: Noviembre 2013)
En los últimos tiempos el volumen de población por encima de los 65 años se ha duplicado considerablemente. La ampliación de los sistemas de salud y la disponibilidad de mayores recursos han contribuido al aumento de la esperanza de vida.

El envejecimiento de la población mundial es un fenómeno sin precedente y se prevé que siga en aumento. EN el siglo XX la tasa de adultos mayores se  incrementó y la tendencia se mantendría durante el siglo XXI. En 2010, el 10% de la población tenía 60 años o más. Para 2025 la tasa proyectada es de 15,1% y para 2050, de 25,5.
En 2010, en América latina y el Caribe el 10% de la población tenía 60 años o más, comparado con un 6,5% en 1975. En términos absolutos, entre 2000 y 2025, unos 57 millones de personas habrán llegado a ese grupo etario, que hoy integran 41 millones. La tasa de personas de 60 años o más se habrá cuadruplicado entre 2000 y 2050.
Este incremento de la población adulta mayor conlleva a reflexionar sobre los derechos que los mayores tienen en la sociedad.
En su oportunidad, Jorge Argüello quien fue embajador argentino en las Naciones Unidas, afirmó que “la evolución de los grandes instrumentos legales internacionales de protección y promoción de los derechos humanos parece haber seguido el camino inverso al orden de vulnerabilidad que imaginamos siempre para naufragios o catástrofes: primero fueron los hombres, luego las mujeres y, por último, los niños. Ha llegado la hora de pensar, también, en los adultos mayores”.
En esa línea existen distintas organizaciones trabajando. Desde las Naciones Unidas hasta secretarías de derechos humanos nacionales.
En la actualidad millones de adultos mayores padecen aislamiento, discriminación, violencia y abuso. El acceso a los servicios de salud y sociales, a la información y al asesoramiento legal es limitado. Esta situación se da incluso en países desarrollados, por lo que la problemática se hace global.  
La discriminación por razones de edad, la negligencia, el abuso y la violencia contra los mayores representan algunas de las más graves violaciones de los derechos humanos. Una situación más alarmante es la tendencia a invisibilizar a la población con más de 60, 70 u 80 años en muchos países, en el momento en que quedan  fuera de la dinámica económica y social, especialmente cuando viven en geriátricos.
 Argüello sostiene que “los derechos de los adultos mayores están hoy protegidos indirectamente por instrumentos como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad o la de Trabajadores Migrantes y sus Familias, pero eso no parece suficiente protección. Cada país tiene la responsabilidad primaria de proteger y respetar cabalmente los derechos de sus habitantes y esto no se puede delegar. Pero los Estados no pueden tener éxito solos o aislados. Ahí donde los esfuerzos nacionales han probado ser insuficientes, una convención internacional tiene la capacidad de reinventar las reglas del juego".
El hecho de trabajar en pos del respeto de los derechos humanos de los adultos mayores implica procurar el bienestar habitacional, el acceso a los sistemas de salud, promover el acceso a la información, proveer de asistencia social y proteger del maltrato, entre otras cosas.
Maltrato a los adultos mayores:
El maltrato y la violencia hacia los adultos mayores puede ser de distinto tipo: físico, psicológico, emocional, financiero. Este no se circunscribe a un estrato social o geográfico, pero hay que reconocer que estadísticamente las mujeres adultas mayores son las más vulnerables a ser maltratadas.
Las personas mayores tardan más en recuperarse del daño, pueden llegar a sentirse avergonzadas e incluso no manifestar la situación de la que son víctimas.
Por tales motivos se sugiere  sensibilizar a los profesionales que atienden y trabajan con adultos mayores, fomentar la cooperación de la sociedad civil con las autoridades gubernamentales para combatir el maltrato, crear servicios de apoyo para trabajar con casos de maltrato y violencia detectados, entre otras cosas.
El maltrato, frecuentemente, puede provenir de una persona que asiste al adulto mayor o también de un miembro de su familia y se ve agravado con la confianza y cercanía entre víctima y victimario. Dado que, como se dijo anteriormente, muchos mayores no verbalizan las situaciones de violencia es necesario estar alerta ante cualquier indicio y no ignorarlo, ya que eso nos convertiría en cómplices.

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