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martes, 5 de noviembre de 2013

Literatura 4 Año EB: 2. Propuestas para el aula: a) Animales fantásticos, fantásticos animales

Autoras/es: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología Serie Cuadernos para el aula. Lengua 4. Nap. EJE: Literatura
(Fecha original del artículo: s/d)
A continuación, presentamos distintas propuestas de actividades de lectura y escritura literaria. Se trata de un amplio recorrido por textos que hablan de animales a partir de bestiarios, poemas y relatos, leyendas de distintas culturas, así como de historias imaginadas por escritores. Asimismo, presentamos modalidades de trabajo variadas para que los docentes puedan recrearlas, sustituirlas por otras similares, y ampliar el corpus propuesto. Como en todo el trabajo con la literatura, se trata de favorecer encuentros creativos con textos literarios que desafíen a los niños a transitar el camino de la lectura y de la escritura.
La lectura de bestiarios, entendidos como conjuntos de relatos referidos a animales reales o fantásticos que combinan imágenes y textos, acerca a los chicos a textos breves e ilustrados a los que pueden acceder solos o acompañados por el docente. Como suele tratarse de textos humorísticos, los niños encontrarán en la diversión y la risa un posible camino de entrada a la lectura.
Las leyendas los acercarán a historias interesantes, en las que se pone en escena el deseo de los hombres de todos los tiempos por encontrar explicaciones a los sucesos, seres y objetos de la vida cotidiana.
En todos los casos, las consignas de escritura los llevarán a experimentar las posibilidades combinatorias de las palabras, a construir historias, definiciones y anécdotas; es decir, los llevarán a acercarse a la lectura de textos literarios también por la vía de la escritura.
a) Animales fantásticos, fantásticos animales
En todas las culturas, los niños desarrollan una entrañable relación con los animales; con ellos “ensayan” las complicidades de la amistad, los sentimientos de protección; en ellos proyectan sus temores y sus deseos. El gran interés que despiertan las historias con animales puede deberse a esa cualidad de la literatura de ofrecer al niño lector un espacio metafórico donde llevar sus conflictos, sus preguntas acuciantes1.
La tradición de los relatos con animales es muy antigua. Esta clase de narraciones pueblan la literatura infantil desde hace mucho tiempo, y las fábulas de Esopo y de La Fontaine constituyen ejemplos ya clásicos. En la Edad Media, los bestiarios eran muy conocidos y cumplían una función alegórica y ejemplificadora: a través de ellos se sugerían normas de comportamiento para la vida cotidiana. A principios del siglo XX, tiempo de modernidad y confianza en la ciencia, algunos autores comienzan a abandonar la tendencia a la “humanización” de los animales, y construyen historias noveladas y textos de divulgación que atraen a niños y jóvenes. Ciertos ejemplos famosos, como La vida de las abejas y La vida de las hormigas, de Maurice Maeterlinck, dieron lugar a una vasta producción en ese género.
Para la misma época, una corriente de orientación romántica tiende a idealizar el mundo animal y a oponerlo a las injusticias presentes en las relaciones humanas.
A través de esos textos, la literatura con animales debate algunas cuestiones fundamentales: ¿cómo conciliar el instinto con las exigencias de la vida civilizada? ¿Cómo puede el hombre recobrar el coraje, la fuerza y la autenticidad?2 El gran iniciador es Kipling con Libro de la selva I y II, donde el protagonista Mowgli es un niño criado por las fieras. Este autor inspira a Rice, el creador de Tarzán. En nuestro país, se destacan Horacio Quiroga, que muestra la vida animal en su fuerza más profunda, Luis Franco y Jorge Abalos3. En Brasil, puede mencionarse en particular a Monteiro Lobato (véase Marc Soriano, 1999: 97).
Actualmente, buena parte de esa literatura los presenta sin ese costado moralizante, los desdramatiza, les resta poder alegórico; incluso en algunos autores, el tratamiento humorístico añade un plus estético interesante, como veremos por ejemplo en los textos de Ema Wolf.




2 Para saber más al respecto, sugerimos el artículo de Marc Soriano, “Bestiarios”, en: La literatura para niños y jóvenes: guía y exploración de sus grandes temas, Buenos Aires, Colihue, 1999.
3 Cuentos de la selva y Anaconda, de Horacio Quiroga –maestro del cuento breve–, son dos textos clásicos del canon escolar. De las ediciones más nuevas destacamos la de Colihue, con carta introductoria de Gustavo Roldán: El loro pelado y otros cuentos de la selva y La tortuga gigante y otros cuentos de la selva, y la edición de Alfaguara de Los cuentos de mis hijos.
Para más información, véase www.imaginaria.com.ar/09/7/quiroga.htm 

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